
No ganaron, pero cada vez están más cerca. Se dice que cuando Estado Unidos estornuda, el mundo se resfría, y como señalábamos esta misma semana en Hispanidad, el cambio en la Casa Blanca de Trump es más que evidente.
Se entiende muy fácil con un ejemplo. Kamala Harris, en campaña, ofrecía abortos gratis allí mismo, en una furgoneta en un parking, mientras Trump ha congelado los fondos estatales que recibía la multinacional abortera de Planned Parenthood. Esta fuerza provida, anti woke y sensata está contagiando y dando fuerza al resto de países para decir aquello de 'El Emperador va desnudo'. Y es que el aborto no es un derecho, es un crimen.
Así llegamos a la ONU con dos votaciones para eliminar el lenguaje relacionado con el aborto y las cuestiones LGBT. Cuarenta y ocho gobiernos votaron a favor de eliminar el lenguaje sobre «salud sexual y reproductiva» de una resolución sobre la infancia. Setenta gobiernos votaron a favor de eliminar «orientación sexual e identidad de género» de una resolución sobre las personas con discapacidad.
Ambas votaciones se perdieron, pero nadie pensó que la cosa fuera a estar tan reñida, con otros 50 estados votando con abstención y setenta y cuatro gobiernos votando a favor de mantener el lenguaje, se perdió, pero por solo cuatro votos y con más países que nunca votando para que se eliminara el aborto y la ideología de género.
Como apunta Friday Fax, el reñido resultado de la votación es una llamada de atención para la Unión Europea y los gobiernos progresistas que promueven el aborto y la ideología de género en la política de la ONU. La votación demostró que existe un cambio y que está llegando, la cordura se impone.
Decenas de delegaciones hicieron declaraciones en las que se quejaban del intento de corromper a los niños mediante una educación sexual explícita al estilo de la ONU y la promoción del aborto y los anticonceptivos para los niños sin el consentimiento de los padres.










