Tal y como viene recogiendo Hispanidad, en Brasil, el Tribunal Supremo decidió por unanimidad, el pasado mes de marzo, investigar al expresidente Jair Bolsonaro por un presunto delito de intento de golpe de Estado el 8 de enero de 2023, una semana después de que el socialista Lula da Silva asumiese, de nuevo, el cargo de presidente del Gobierno.

El relator del caso en el Supremo, el juez Alexandre de Moraes, señaló: "Existen pruebas razonables que sustentan la denuncia". "Tuvimos un intento de golpe de Estado violentísimo (...) una violencia salvaje, con petición de intervención militar para un golpe de Estado". 

Lo cierto es que, desde la llegada al poder, de nuevo, de Lula da Silva, este ha tratado de vengarse de su rival político, Bolsonaro, sometiéndolo a una persecución judicial (el presidente socialista estuvo 580 días en la cárcel, condenado por corrupción por el entonces juez Sergio Moro, que luego fue nombrado ministro de Justicia por Bolsonaro tras ganar las elecciones en 2018; posteriormente, en 2021, la justicia brasileña anuló la sentencia contra Lula al considerar que no se habían respetado sus derechos durante el proceso llevado a cabo por Moro). 

Sin embargo, en Brasil comienza a haber una reacción en favor del expresidente Bolsonaro, una reacción mayormente silenciada por los medios de comunicación de sesgo ‘progre’. 

Así, por ejemplo, este fin de semana tuvieron lugar varias manifestaciones contra Lula y contra el juez del Supremo, De Moraes:

Por su parte, el hijo de Jair Bolsonaro, Flavio, agradeció a EEUU su ayuda para "rescatar nuestra democracia" después de las sanciones impuestas por la Administración Trump a Brasil, con aranceles del 50%, por la persecución política a la que están sometiendo a su padre y por "infringir" la libertad de expresión y "violar derechos humanos" (en palabras de la propia Casa Blanca):

A Lula a Silva no le han sentado nada bien las sanciones impuestas por EEUU a su Gobierno y ha acusado a la Casa Blanca de intentar dar un golpe de Estado en su país: