El apagón masivo sufrido en España el pasado lunes está teniendo una importante repercusión internacional, y ha puesto en tela de juicio la apuesta por las energías renovables del Gobierno socialista español.

El último en pronunciarse sobre la grave crisis sufrida por España ha sido el secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright.

Wright ha criticado con dureza la política ecologista del Ejecutivo español, y en especial, su apuesta por la energía eólica y la solar, con las siguientes declaraciones: "Es muy triste ver lo que ha sucedido en Portugal y España y a tanta gente allí. Pero, ya saben, cuando uno se deja llevar por el clima, es una empresa arriesgada".

Y las afirmaciones del máximo responsable de la política energética estadounidense han tenido lugar precisamente en una visita a Polonia, donde ha viajado para promover la construcción de la primera planta de energía nuclear del país. Una ironía del destino, al ser la fuente energética más denostada por el Ejecutivo español.

Estas declaraciones van en consonancia con el propio presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que ya calificó en su momento como una “locura” la dependencia en las energías renovables, y que desde su llegada a la Casa Blanca ha confrontado la ideología climática, y ha apostado por volver a fuentes energéticas como la nuclear y los hidrocarburos. Una apuesta que confirmó al designar como máximo responsable de la política energética de la primera potencia mundial a Wright, CEO y fundador de Liberty Energy, la segunda mayor empresa de fracking de Norteamérica. Wright, desde que ha tomado posesión, ha venido advirtiendo de que el aumento del coste de la energía en Europa se debe a la energía solar y la eólica, y que el viejo continente está perdiendo competitividad por su política energética ecologista.

Y lo cierto es que Trump está teniendo éxito en su plan para desmontar el legado ecologista radical de la Administración de Joe Biden y Kamala Harris, y la ciudadanía está abrazando el nuevo enfoque. Como contábamos la semana pasada en Hispanidad, una mayoría de estadounidenses, según un sondeo, rechaza la ideología climática y considera que la lucha contra el cambio climático está basada más en criterios políticos que científicos.