Pedro Sánchez tiene una receta mágica: cuando las cosas salen mal... ¡doble sesión de micrófono! Más y más apariciones públicas, declaraciones (nada de ruedas de prensa, que las preguntas de los periodistas, a pesar del espíritu pastueño del periodismo español actual, las carga el diablo), convenios, congresos, encuentros, viajes internacionales, cumbres en Bruselas... hablar, hablar y hablar.

Por eso, acaba de decretar -mañana del lunes 29- dos consejos de ministros por semana hasta final de año, como si duplicar las sesiones sirviera para duplicar las decisiones. Lo que supone dos consejos de ministros por semana son dos ruedas de prensa a la semana, en lugar de una. Más propaganda.

Sánchez se enfrenta de nuevo al fantasma de las elecciones anticipadas. Moncloa tiene cada día aliados más radicales de izquierda... y ninguno es de fiar. Mientras, Iván Redondo presagia la caída de su exjefe

Ahora bien, la pregunta es: ¿el Sanchismo se acaba? Pues hombre, a pesar de la victoria en los Presupuestos para 2022 son muchos los que dudan de que pueda aguantar hasta noviembre del 2023. Primero porque el dinero europeo podría no llegar. Para entendernos, más allá de la propaganda monclovita, en Bruselas no gusta ni la reforma de las pensiones, porque saben que habrá que replantearla no más allá de dentro de dos años -el sistema está quebrado-, ni la nonata reforma laboral, donde el Gobierno sigue negociando entre bajo y muy bajo cuando Bruselas y el sentido común, exigen alto o muy alto.

Total, que Europa vuelve a amenazar a España con congelar los fondos, los cacareados fondos europeos.

La reforma de las pensiones es un engaño. La reforma laboral que pide Europa no la puede hacer Yolanda Díaz... ni Nadia Calviño

En el entretanto, Andoni Ortúzar declara la independencia de Euskadi para 2050. La verdad es que en 2050 todos calvos y muertos pero a los nacionalistas vacos les encantan las baladronadas y el PNV no soporta abandonar el papel de 'prima donna'. ¿Lo entiendes Pedro? Eso te pasa por irte con Bildu. La verdad es que a Sánchez poco le importa el compañero, el amigo de hoy puede dejar de serlo mañana y él ni se inmuta. También puede abandonar a ERC e irse con la CUP, con quien seguro hallará puntos de encuentro. Recuerden que lo importante es unir... con él como presidente, naturalmente, aunque sea unirse con la barbarie en malsana connivencia.

Aún así, Sánchez se encuentra, de nuevo, ante el fantasma de las elecciones anticipadas. En Moncloa tiene cada día aliados más radicales de izquierda... y ninguno es de fiar. Podemos ha descubierto que, aunque es una fuerza en decadencia, si presionas a Sánchez éste cede, aunque perjudiques al PSOE y siempre que no le arrebates el sillón a Pedro. El presidente ha aprendido a sobrevivir en el alambre y ya no le inquieta ni tan siquiera que su creador como político, Iván Redondo, presagie su caída.

La reforma de las pensiones es un engaño. La reforma laboral que quiere Europa no la puede hacer Yolanda Díaz... ni tampoco Nadia Calviño. El enemigo está dentro y está fuera pero Sánchez es feliz viviendo así, peligrosamente... y ya lleva 3 años y medio como presidente del Gobierno.

Al final, el Sanchismo fía su suerte a... ¡Isabel Díaz Ayuso!, factor de división interna en el PP

Y sí: hasta Iván Redondo presagia la caída de su exjefe desde La Vanguardia mientras le califica como "el déspota", aunque Redondo ya no está en Moncloa, Sánchez sí.

Al final, en sublime paradoja, el Sanchismo fía su suerte a... ¡Isabel Díaz Ayuso! En serio: las encuestas han dado un giro desde que Ayuso y Casado andan a la greña. Pero eso puede no ser suficiente para evitar la decadencia del sanchismo que, por otra parte, es una palabra necia. El sanchismo no puede decaer porque nunca se sostuvo en pie. No es una ideología, es sólo una maquinaria de poder, dirigida por un obseso del poder.