Los diputados y senadores del PSOE se han reunido y han ovacionado este miércoles a su líder, Pedro Sánchez. Y eso, pese a haberse estrellado estrepitosamente en las recientes elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y pese a que la convocatoria anticipada de elecciones les ha dejado a merced de lo que suceda el 23J.

La intervención del presidente sirvió, entre otras cosas, para que Sánchez se autoproclamara candidato para el 23J, algo que debería hacer el PSOE.

Además de para autoprocamalse candidato, el evento sirvió para levantar la moral de la 'tropa', muy tocada tras el 28M. "Lo vamos a dar todo para ganar las elecciones generales porque las vamos a ganar sin ninguna duda", exclamó Patxi López, uno de los más fieles seguidores del presidente.

Luego, Sánchez ha tomado la palabra para decir, por ejemplo: "Esta no ha sido una legislatura normal. Hubo que afrontar una pandemia terrible que nos llevó a confinar a millones de ciudadanos en sus hogares. A parar la economía. A hacer uso del estado de alarma para salvar millones de vidas en nuestro país".

Estado de alarma que luego fue tumbado por el TC ante el recurso de Vox, eso, claro, se le ha olvidado mencionarlo a Sánchez.

Sánchez explicó que no podía seguir "como si no pasara nada" tras los resultados del 28M. "Tomé la decisión con mi conciencia", ha asegurado. Aunque tampoco ha mencionado que lo ha hecho como respuesta al movimiento interno del partido, encabezado por Felipe González y José Bono para echarle incluso antes del 23 de julio.

Con su demagogia habitual, el presidente del Gobierno ha criticado que el PP y Vox solo quieren "derogar el sanchismo" y "destruir" todo lo logrado en esta legislatura.

O sea, que Sánchez nombra su gestión como "el sanchismo". Lo que refleja lo pagado de sí mismo que es este hombre…

Insistió el todavía líder socialista en que el 23 de julio hay que "aclarar" muchas cosas: "Si quieren un presidente del Gobierno al lado de Biden o del lado de Bolsonaro. [...] La derecha y la extrema derecha están envalentonadas".

"Sé perfectamente que a todos nos coge cansados y pensé en ello cuando tomé esta decisión. Sé que se acercan las vacaciones, las primeras completamente normales tras el fin de la pandemia. Me hago cargo (...) Pero lo que se decida el 23J va a ser decisivo para España". Y tanto que será decisivo... para echarle.

Sánchez pasó al ataque, como siempre, haciéndose la víctima pocas hoas después de que el PSOE difundiera un vídeo recordando el 11M, el Prestige y la guerra de Irak: se va a "desatar una campaña aún más feroz de insultos y descalificaciones". "Se van a inventar barbaridades, pero nada es nuevo porque lo que hacen es copiar los métodos de sus maestros americanos (en alusión a Donald Trump y Jair Bolsonaro). Aseguró de que "la derecha extrema y la extrema derecha" hablará de "pucherazo", como ya hizo el expresidente de Estados Unidos.

Entonces, ¿Sánchez da por hecho que va a ganar las elecciones y que la derecha se excusará en que ha habido un pucherazo? ¿Cobra aquí sentido su consejo de votar por correo, “que fue la palanca del cambio en EEUU”, según dijo en un mitin? Sea como fuere, conviene recordar que en su día el PSOE expulsó a Sánchez, precisamente, por intentar un pucherazo. Experiencia ya tiene.