"La Sala de lo Penal (del Tribunal Supremo) ha acordado por unanimidad abrir una causa contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por un presunto delito de revelación de secretos en relación con la difusión de datos relativos a una investigación por delitos de defraudación tributaria y falsedad documental contra un particular", decía ayer literalmente la nota de prensa del CGPJ

El supuesto delito del fiscal general del Estado se produjo en el contexto de una investigación de la Fiscalía de Madrid a Alberto González Amador (por esos presuntos delitos de defraudación tributaria y falsedad documental), pareja de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, cuyas conversaciones entre ambos (Amador y Fiscalía) fueron reveladas, en parte, en una nota de prensa que fue publicada por orden directa del fiscal general

Por eso, el Supremo proseguía ayer en su nota de prensa que "de la exposición razonada enviada por el instructor del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM), así como de las querellas y denuncias presentadas, se desprende la imputación al fiscal general del Estado".

Es decir, que el Fiscal General del Estado Álvaro García Ortiz está imputado, investigado, por el Supremo. 

Y así lo ha entendido todo el mundo -por ejemplo, Cristina Dexeus, presidenta de la Asociación de Fiscales, que esta mañana pedía su dimisión-, menos él mismo. 

Porque ayer, en 'La  noche en 24 horas' de TVE, con Xabier Fortes, García Ortiz llegó a decir: "No estoy investigado ni imputado. Lo que viene a decir el auto es que el Tribunal Supremo es el único competente para realizar una investigación de unos correos que podría haber filtrado el Fiscal General del Estado".

Lo único que cabe concluir de estas palabras es el enorme cinismo del fiscal general del Estado. Porque, entonces, si no estás imputado ¿por qué dijiste ayer que no pensabas dimitir "en el convencimiento de que la continuidad en el cargo es lo menos gravoso y más prudente para la institución a medio y largo plazo"? 

Y, hablando de dimisiones, llama poderosamente la atención el apoyo unánime del Gobierno sanchista, que ha salido en tromba a respaldar la continuidad en el cargo de García Ortiz. Porque, ¿se acuerdan de cuando Sánchez pedía la dimisión de otros político por el mero hecho de estar investigados (no condenados), por ejemplo, la de Rita Barberá (PP), en 2016

¿Nuevo cambio de opinión de Sánchez o el mismo cinismo que el de su fiel servidor -“¿De quién depende la Fiscalía? Pues eso”-, García Ortiz? ¿Quién de los dos ganará en esa competición de logra la mayor marca en cinismo?

 

Tanto la Junta de Fiscales como el Consejo Fiscal pidieron por mayoría su dimisión el jueves 17 de octubre. Pero tranquilos, él no dimitirá, "por el bien de la institución".