Si no fuera trágico amenazaría con resultar cómico. El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, se empecina en no dimitir y en multiplicar su agenda pública en un tono que, a estas alturas resulta provocador.  

Es igual que la viuda del Guardia Civil, David Pérez, se negara a blanquear la actitud del ministro socialista en Pamplona, como es igual que las asociaciones policiales lleven tiempo denunciando la falta de medios con los que la Guardia civil se enfrenta a los narcos. Uno de los supervivientes llegó a resumir la situación de esta guisa: "Estamos vendidos".

En el entretanto, Sánchez, tras recibir críticas por acudir a los Goya como una estrella de cine, 24 horas después del asesinato de los guardias civiles y sin dedicar una mirada a los agricultores que protestaban a las afueras del acto... convenientemente amenazadas por los antidisturbios... de Marlaska.

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En cualquier caso, Sánchez ha desaparecido del proscenio por lo que parece no haberse planteado el cese de Marlaska ni ha censurado su conducta.