El ministro de Transportes, licenciado Óscar Puente, no es ningún tonto. Es un hombre inteligente y con gran capacidad par el mentira y para el insulto acerado al enemigo político.

Al mismo tiempo es un cínico de marca, que tiene el servicio ferroviario hecho unos zorros pero blasona de que, mismamente gracias a él y a Pedro Sánchez, el ferrocarril vive un "momento histórico" en España... de esa burra no se baja.

Y así, en plena regreso del Puente de Mayo, un robo en las provincias de Madrid y Toledo ha detenido más de 30 trenes AVE en la línea Madrid-Sevilla, con más de 10.000 pasajeros afectados por retrasos.

Es decir, seis días después del apagón que convirtió el tráfico ferroviario en un caos, el ministro corre y anuncia un "grave acto de sabotaje". Seguramente esa información facilitada por quien tiene el deber de evitar los "actos de sabotaje", consolará a todos los que se han quedado colgados en medio de la nada, la especialidad del ministro de Transportes del Gobierno de España.

puente

Insisto: Puente no es tonto: es un cínico de proporciones cósmicas que sigue dos directrices:

1.Dime de qué presumes y te diré de qué adoleces.

2.La mejor defensa es un buen ataque... porque en la guerra no importa quién tenga razón, sino quién vence.

Puente y su tocayo, Óscar López, se han convertido en los dos ministros más violentos del Gobierno, coartada necesaria para que Pedro Sánchez siga jugando al victimismo: un estadista que sufre las inclemencias de la derecha ultra... pero que cuenta con buenos verdugos para hacer el trabajo sucio.

Puente no es lo peor del Sanchismo -recuerden a Marlaska- pero convierte en falso el viejo dicho de preferir el malo al tonto porque el malo descansa: Puente no descansa jamás.

Mientras tanto: ADIF y Renfe, los dos puntales del tráfico ferroviario español, siguen sumidos en el caos. Es igual: Puente está convencido de que todo caos puede presentarse como un éxito y toda negligencia como un momento histórico.