“… la delegación indiscriminada a los gobiernos regionales de competencias que afectan a derechos fundamentales supone un desapoderamiento del Estado abiertamente inconstitucional. (ABC, del auto de la ponencia del TC, sobre el segundo estado de alarma, 09-09-2021).

De todo el texto de la ponencia del TC, que declara inconstitucional el segundo estado de alarma decretado por Sánchez, he escogido el anterior texto porque creo es el más significativo e importante.

Son muchos los desmanes y desaguisados que el actual Presidente del Gobierno del Reino de España -“que no presidente de ésta Nación”- ha cometido. Todavía no se ha enterado que él y su ejecutivo son un tercio del poder, y no todo el poder; o si se ha enterado, que creo que sí, él no puede ni interferir, ni ordenar a los otros poderes del Estado. En consecuencia, está en permanente inconstitucionalidad, y por tanto, está faltando a su juramento-promesa de cumplir y hacer cumplir la Constitución, por lo que se le puede acusar de “perjuro”.

A estas alturas, un demócrata de verdad, con la mitad de los hechos demostrados, con una responsabilidad culposa, y una negligencia dolosa, aparte de otras cosas, ya habría dimitido, o en su caso convocado elecciones transcurrido el año desde las anteriores; y que el pueblo al que tanto se remite, dé su veredicto.

Pero con todo lo anterior, lo que acabará demostrando el auto del TC es su incompetencia para dirigir el gobierno de la nación, pues él mismo, en el momento crítico que ésta lo ha necesitado, ha hecho dejación de sus responsabilidades, y su ineptitud para el mando y la dirección de la nación. Como ya dejó demostrado el anterior auto del TC sobre el primer estado de alarma. Y esto, su incompetencia demostrada, bastaría para que dejase el Gobierno: si fuera un hombre, un demócrata, un español, un líder.