El numerito del pasado miércoles 5, Observatorio de Derechos Digitales, fue de los que hacen época. Pedro Sánchez, allí, en el atril, nada de preguntas molestas, luchando contra el bulo, es decir, fomentando el bulo de la lucha contra la desinformación, rodeado de los tiralevitas de guardia, encabezados por el inefable Óscar López, que no es el evangelizador de Dinamarca y Suecia sino el refuerzo de Félix Bolaños, en la noble tarea de ministro insultón del Gabinete...
Procedemos a bloquear a los supercicutas de la censura.
— La Vermu🍸 (@Vermutin2) February 5, 2025
Otro homenaje de nuestro amado Presidente a su adorado Franco. https://t.co/1LoCSgSlk6pic.twitter.com/XAjI96VInb
Moncloa nos mostró una viejecita a la que habían estafado por Internet. Algo muy lamentable, sin duda, pero, ¿qué tendrá que ver esto con la desinformación? También exhibió a una jovencita blandita, que nos contó, al borde de las lágrimas, los mensajes de odio que llegaban a su móvil procedente de cobardes anónimos. ¿Y eso qué tiene que ver eso con el periodismo digital que critica a Sánchez y es perseguido por el Sanchismo?
Pero la lucha contra el bulo no cuela. Así que el doctor Sánchez nos explicó la perentoriedad de luchar contra el anonimato en las redes y nos comunicó, una vez más, que para demostrarnos su elegante imparcialidad, había encargado a la CNMC -sí, al organismo anti-monopolio- que meta en vereda a las plataformas.
Recuerden: primero Sánchez intentó amedrentar a la prensa independiente de Internet con los verificadores, pagados por la casta de millonarios tecnológicos. Entonces no era una casta, sino un muy loable club progresista, todos ellos amigos de Sánchez. Y saben: los dueños de Facebook, Google, Microsoft, Netflix, Amazon, Disney... quienes se encargaban de la censura en la información y del pensamiento único en la ficción.
Esos millonarios progres son los que financian a los verificadores como Maldita y Newtral y se encargan de la censura a la prensa libre, como es el caso de Google.
Pero ahora, con la llegada de Trump, esos buenos chicos multimillonarios se han convertido en una peligrosa tecno-casta... porque ya no van a pagar, al menos en EEUU, el chollo de los verificadores y cazadores de bulos, es decir, de la nueva censura. Ahora les pagará Sánchez, hablo de RTVE, EFE, etc, con nuestro dinero. Jamás olviden que estos loables buscadores del rigor informativo, denunciadores de las 'fake news' sólo se mueven por dinero y siempre en una misma dirección: la que marca el pensamiento único del Nuevo Orden Mundial (NOM).
Pero claro, lo de los tabloides digitales ya no colaba. Huele a censura que apesta. Entonces, el aparato de propaganda monclovita, el mejor que ha existido en España en toda la democracia, gira: ahora se trata de perseguir el anonimato en las redes sociales. Y tienen toda la razón: el anonimato es cobarde y constituye el punto negro de Internet. Con una excepción, lo que en periodismo se conoce como 'off the record'.
Un concepto que ha dado mucho que hablar pero que continúa siendo la base del trabajo periodístico. Porque las buenas fuentes son la que están en el ajo y como están en el ajo tiene mucho que perder si denuncian algo con nombre y apellidos. Por ejemplo, un escándalo político o económico. Por ejemplo, uno de los 1.000 escándalos en los que anda metidos el señor Sánchez.
Pero los malos hacen trampa, incluso cuando persiguen un objetivo noble y por eso aseguran que por lo que ahora luchan es por suprimir el anonimato en las redes. Cierto, no hay que ocultarse para ofender; para ofender hay que dar la cara y arriesgarse a las consecuencias.
Pero eso no tiene nada que ver con esos medios que "viven del erario público" -en alusión a la obsesión sanchista con Isabel Díaz Ayuso-, que se atreven a criticarle... a él! Naturalmente, ningún ministro de Sánchez pudo poner ni un sólo ejemplo que viva del erario público porque los medios que mejor viven del erario público, aunque no sólo de él, son, precisamente, los suyos, los medios monclovitas... y los grandes medios, de izquierda y de derechas, han sido domesticados por Moncloa. Cuando más grandes y más poderosos, más miedo a Moncloa.

Por lo demás, lo que hemos dicho siempre. No hace falta luchar contra el bulo porque la mentira tiene las patas cortas: su corta vida no suele pasar de las 48 horas. No hace falta que venga Moncloa a salvarnos del bulo porque el único objetivo del señor Sánchez no es salvarnos de la mentira: es censurar.