Nadie duda de que la pregunta la enviaron desde Moncloa y de que el noruego Brende la leyó textualmente y sin tener en cuenta la reacción que podría tener entre los empresarios españoles allí presentes. Se la pueden imaginar. El caso es que, dos días después, ese pitorreo continúa vigente.

No es para menos. Pocos días antes del martes 24, el Banco de España ponía negro sobre blanco y alertaba sobre la verdadera situación de la economía española en relación a las pensiones y el día anterior a la intervención del presidente en Davos, Bruselas riñó a España por tener mucho paro y mucha deuda.

¿La “receta del éxito”? ¿Qué éxito?, se preguntan todavía los empresarios españoles, con razón… y con datos. Todos los organismos independientes, extranjeros y nacionales, le recuerdan constantemente al Gobierno que España fue el país que más cayó durante la pandemia (-10,8% de PIB) y está siendo el que más lentamente se está recuperando de la crisis. Además, continuamos siendo el país con más paro de la eurozona, con una tasa de paro mantenida por encima del 13%. ¿De verdad nos estamos recuperando?

Pero el delirio absoluto se produjo tras estas palabras de Brende: “El paro está bajando, crecen las inversiones y también ha habido nuevas reformas. Muchos economistas dicen que no se pueden hacer reformas laborales de pensiones y que haya crecimiento. Ustedes lo han conseguido. ¿Pueden otros países aprender de su ejemplo?”. Solo le faltó llamar guapo al presidente.

Se da la circunstancia de que Borge Brende, presidente del Foro Davos, es el sucesor de Klaus Schwab, fundador del evento y amigo de George Soros, quien a su vez mantiene un contacto estrecho con Sánchez, en ocasiones a través de su hijo. ¿Coincidencia? Más que una coincidencia, se trata de una consecuencia.

Lo peor de todo, en cualquier caso, es que la economía española se dirige hacia el abismo, con una deuda pública descomunal que llegará, o incluso sobrepasará, el 140% del PIB, como ha alertado el Banco de España. Pero cuando la situación sea irreversible, Sánchez estará disfrutando de algún cargo en Bruselas. Por ejemplo, de la Presidencia del Parlamento o de la Comisión europeas. Nadie le podrá exigir que pague por el desastre.