Más mentiras progres sobre Cuelgamuros. Antes de entrar en el objetivo fundamental de estas notas, que es el de conocer las circunstancias en las que desarrollaron su trabajo los penados del Valle de los Caídos (a los que algunos llaman “los esclavos de Franco”), quisiera hacer dos aclaraciones:

-La primera, la manifestación que hizo el New York Times días después de la inauguración del monumento: “Ante una muchedumbre de entusiastas, formada por más de cuarenta mil personas, el General Franco ofreció el ramo de olivo de la Paz a los millones de españoles que entre 1936 y 1939 lucharon al lado del Gobierno Republicano vencido.”

-La segunda, que entre los fines de la Fundación del Valle de los Caídos estaba la de la creación de un Centro de Estudios Sociales que siguiera al día la evolución del pensamiento social del mundo. Pero cinco años después de su muerte se retiraba al CES la subvención oficial que había permitido su mantenimiento. Ahí empezó, silenciosamente, como muy bien señala el historiador Alberto Bárcena, el asedio al Valle de los Caídos.

“Ante una muchedumbre de entusiastas, formada por más de cuarenta mil personas, el General Franco ofreció el ramo de olivo de la Paz a los millones de españoles que entre 1936 y 1939 lucharon al lado del Gobierno Republicano vencido”

Entrando ya en materia la redención de penas por el trabajo tuvo como fin el reducir el numero de presos, que constituían una carga para el Estado, introduciendo ventajas nunca contempladas para los penados y sus familias. Se redimía condena por cualquier circunstancia como, y a título de ejemplo, lactancia, baja laboral, o por adquirir instrucción religiosa, cultural o artística. 

Se integraba también a los hijos de los presos en el sistema educativo al igual que el resto de los escolares españoles. Se contabilizaba a todos los presos por igual, y a efectos de reducción de la pena, seis días de condena por día de trabajo. Y al cumplirse las tres cuartas partes de su condena podían solicitar la libertad condicional. Los presos podían vivir junto a su familia en el poblado construido a tales fines. 

Los obreros de Cuelgamuros, desde el primer momento, cobraron lo estipulado por organismos oficiales, sobre la base de que las remuneraciones mínimas que había que satisfacerles no serian inferiores a las fijadas por los organismos competentes para cada oficio y categoría. Los libres cobraban lo mismo que los penados por las mismas labores, y con los mismos beneficios sociales y los mismos suministros de víveres que cualquier trabajador español. Y por supuesto una de las mayores ventajas que disfrutaron los penados del Valle fue la de llevar allí a sus familias que vivían con ellos al principio en barracones y luego en viviendas unifamiliares de ladrillo. Tenían asistencia médico-sanitaria, escuelas y si lo pedían también asistencia religiosa. Nada que ver con el chabolismo, que surgió en algunos barrios de Madrid. Y muchos fueron los familiares que venían a pasar vacaciones al Valle, por supuesto con la correspondiente autorización. Hubo fugas, pero la mayor parte de reclusos no tenían la menor intención de marcharse sino todo lo contrario.

Otra de las exageraciones que se han dicho es la de que hubo muchas muertes por accidente en la construcción del Valle, nada mas lejos de la realidad. De los datos que se poseen, sólo murieron por accidentes siete presos entre libres y penados.

Hubo fugas, pero la mayor parte de reclusos no tenían la menor intención de marcharse sino todo lo contrario

Termino estos comentarios basados fundamentalmente en el libro de Alberto Barcena, bajo el titulo de “Los Presos del Valle de los Caidos”, diciendo que aquello de “los esclavos de Franco” es una enorme mentira del totalitarismo comunista.