Fuentes de Hacienda aclaran a este digital que a lo mejor no se ha entendido bien el discurso de la ministra María Jesús Montero del pasado viernes. A ver, muchachos, moviola: al presidente valenciano Ximo Puig se le ocurre la maravillosa idea de solicitar un impuesto exclusivamente para los ricos de Madrid. Hacía mucho tiempo que no se veía a un presidente autonómico una burrada de estas características, dado que no es jurídicamente posible introducir un impuesto geográficamente limitado y solo para ricos. Pero como España anda un poco loca, otros presidentes autonómicos socialistas apoyaron la iniciativa.

De inmediato, surgió Marisú y, con esa rotundidad que le caracteriza, desautorizó a Puig y aseguró que tal impuesto no estaba en la agenda del Gobierno. Lógico, porque Marisú de tonta no tiene un pelo y sabe que ni está ni puede estar.

Ahora bien, renunciar a un impuesto imposible no significa que el Gobierno haya renunciado a fastidiar a Madrid y a los madrileños por la vía del impuesto de Sucesiones y Donaciones, bajo el sonoro epígrafe de “armonización fiscal” o, aún mejor, de acabar con el ‘dumping’ fiscal madrileño.

En otras palabras, en Hacienda aseguran que seguirán con su proyecto de homologar el impuesto de Sucesiones y Donaciones, y homologar significa, naturalmente, que subirá en Madrid, no que bajará en otras comunidades autonómicas que lo tienen más alto. Así, en la mañana de este martes 10 de agosto, en Hacienda se han encargado de filtrar que van a anular la exención fiscal por la que tantos españoles se están empadronado en Madrid para poder hacer donaciones o testar a sus hijos sin las condiciones draconianas que imponen las comunidades autonómicas de izquierda (y algunas de derechas).

Por cierto, algunos añaden otro palo a los madrileños y a Isabel Díaz Ayuso: reducir las exenciones al impuesto de Patrimonio. Ahora bien, esto puede resultar peligroso por cuanto el impuesto de Patrimonio está desapareciendo en toda Europa.

Y en cuanto a la normalización, no es tan sencillo, dado que Madrid y otras comunidades autonómicas no han modificado el tipo del impuesto, eso es cosa del Gobierno central, sino que han introducido una exención autonómica, prácticamente del 100%. Por eso, Marísu, que es muy lista, presume de armonización, pero al mismo tiempo insiste en que debe hacerse por consenso. Claro, es que si te cargas la exención madrileña, te estarías cargando todas las exenciones o suplementos que sí son competencia autonómica.

En definitiva, Marisú amenaza con la mano derecha y trata de forzar un acuerdo con la izquierda. Desde el Gobierno de Díaz Ayuso ya le han advertido que ‘verdes las has segado’.