La dimisión de José Antonio Marco Sanjuán como presidente del Tribunal Económico Administrativo Central (TEAC), en principio, se ha producido al margen del caso Koldo, aunque eso no le resta ni un ápice de importancia. En cualquier caso, si eso es así, llama la atención igualmente hasta qué punto ha calado la corrupción -presunta de momento, aunque con muchos indicios- desde que Pedro Sánchez vive en La Moncloa.

La exclusiva se la debemos a El Debate, que ha venido publicando cómo Marco Sanjuán habría cobrado más de 100.000 euros en metálico de empresarios a cambio de archivar causas fiscales de esas empresas.

El detonante de su salida fue la publicación, el lunes 16, de la declaración de un empresario que admitió haber entregado el dinero -unos 100.000 euros- en un hotel situado en frente de la oficina del TEAC, en la calle Panamá (Madrid).

Cuando Marisu leyó la noticia -el TEAC depende directamente de Hacienda-, pidió explicaciones y ante la incapacidad de Marco Sanjuán de darlas, según el mismo medio, le dijo que dejara el cargo, dimisión que se ejecutará en el Consejo de Ministros de este martes. Su sustituto será José Ignacio Ruiz Toledano, hasta ahora vocal del TEAC.

¿De vedad Marisu no sabía nada? Efectivamente, el TEAC, y sus respectivas ‘filiales’ regionales, tiene independencia funcional a pesar de integrarse en Hacienda, pero también es cierto que, al parecer, Marco Sanjuán hizo lo mismo durante la década que estuvo al frente del Tribunal Económico Administrativo Regional de Castilla y León. ¿De verdad Marisu no sabía lo que había hecho durante diez años y lo que estaba haciendo su número tres en el Ministerio?

Las dudas aumentan tras el relato del empresario, según el cual Marco Sanjuán le reconoció que el dinero lo repartía dentro del Ministerio: “Me tienes que seguir dando porque los otros ya han cobrado todos”, le dijo en una ocasión. Meses después, tras otro pago, le reconoció que “eso ya es mío”.

Esto es muy grave y deja a Marisu entre la espada y la pared. Si no sabía nada debería dimitir por incompetente, y si efectivamente lo conocía, debería dimitir por cómplice.