El año político 2024 comienza con otra hipérbole sanchista, es decir, con otra exageración mentirosa por parte de un presidente del Gobierno que ha montado toda su estructura de poder sobre dos infamias: la profanación de todo valor moral -y la profanación de cuantos cadáveres pueda profanar- y... la hipérbole como instrumento para transformar la realidad.

La nueva exageración monclovita es que la derecha es violenta y troglodita mientras la izquierda es progresista, es mansa y pacífica. Ya saben, el discurso de Sánchez en su comparecencia, a tenor de la pregunta pagada de una periodista servil: "Hay insultantes e insultados, acosadores y acosados". Ni que decir tiene que el acosado es él y los acosadores la pérfida extrema derecha de Vox, creadora de la derecha extrema del PP.

Relacionado

Y así, la piñata de Sánchez -una gamberrada grosera, no más, es más grave que el puñetazo a Mariano Rajoy (a la persona, no a su piñata) quien, siendo presidente del Gobierno, ni tan siquiera denunció el hecho y optó por ignorar a quien lo hizo, sabedor de que no hubiera podido llegar más allá porque todo presidente del Gobierno lleva un ejército de gorilas que cuida de su integridad física.

Y lo mismo ocurre con la fruta de Isabel Díaz-Ayuso que, por cierto, partió de una burla cobarde de Pedro Sánchez en el Parlamento, en un momento en el que Ayuso no se podía defender y que ahora resulta que es de una violencia más grave que los disparos sufridos por Alejo Vidal Quadras, atentado terrosita del que seguimos sin saber nada y no porque no sepa nada el Ejecutivo sino porque no le interesa contarlo... convertiría en víctima de violencia a Vox. O sea, contaría la verdad, porque Vox no es el partido más violento sino el que más violencia ha soportado: la violencia institucional del socialista Marlaska y la violencia callejera de los podemitas, ahora resucitado en Sumar... y que continúan en el Gobierno.

Ahora bien, mentiras monclovitas siempre han existido pero siempre han resultado neutralizados por una prensa que actuaba como contrapoder del Gobierno. Esto es, precisamente, lo que ha cambiado con Sánchez: que la prensa ha dejado de ser contrapoder del Gobierno, hasta el punto de que todo aquel periodista o editor, generalmente pequeño, que se atreva a discrepar de las consignas oficiales es un 'fake', un hacedor de bulos, un fascista o un negacionista, posiblemente homófobo y machista, al que, mucho ojo, no el poder sino los propios compañeros de profesión, marginan: de palabra o incluso físicamente.

Relacionado

Y así, el año político 2024 continúa como terminó el 2023, pero un poquito más exagerado: la hipérbole, esto es, la gran mentira socialista, continúa, con un rasgado de vestiduras de lo más farisaico por parte de la izquierda, escandalizada al ver como se destruye una piñata, en un gesto escasamente elegante, que Patxi López, esa marioneta incombustible de la Moncloa, considera el peor de los terrorismos.

Relacionado

El año político comienza... exageradamente  bien. Es decir, con otra mentira.

El curso político 2024 comienza con otra hipérbole sanchista: la derecha es violenta; la izquierda es mansa, pacífica y democrática... sicut erat demonstrandum.