Consejo de Ministros del martes 12. Isabel Rodríguez debe ensayar su actuación de los martes. La 'performance' más lograda es cuando mira al fondo, a un punto donde coincide con la toma de cámara, abre los brazos en actitud implorante... y brama contra los derechos.

Todo ello ante una prensa pastueña. Como muestran estas dos preguntas en la sala de prensa de Moncloa: 

Dos preguntas que demuestran la dureza de esta rueda de prensa:

¿Qué consecuencias puede tener el pacto de Mañueco con Vox en la violencia de género?

Rodríguez se contiene y está a punto de soltar a aquello de "a bodas me convidan", pero Pilar Llop, cuya fulgurante carrera como juez le dio para dedicarse a la violencia de género, entra en danza y pone a los varones como no digan dueñas, a todos y todos, porque todos somos culpables: unos machistas de tomo y lomo, además de asesinos en potencia naturalmente. Vamos, que tras el el cuerdo PP-Vox, que es el que puede echar a los sociopodemitas de Moncloa, los 'asesinos machistas' se van a multiplicar. Al tiempo.

Por su parte, Rodríguez, entona la balada pepera, "la única derecha europea" que pacta con la ultraderecha, sin reparar en que el Sanchismo es la única izquierda europea que gobierna con el comunismo... y no en una de las 17 comunidades autónomas españolas, sino en toda España.

El Gobierno hará fijos a casi todos los profesores interinos de la enseñanza pública. Otra regularización general, esperemos que menos ideológica que la de los años 80-90. En cualquier caso, más funcionarios. Así crea empleo Sánchez

Sigue la ronda, siempre con periodistas amigos del Gobierno (de verdad que siento mucho denunciar esto, pero así es). Ojo a la siguiente pregunta:   

-¿Mantiene el PSOE los valores republicanos del 14 de abril? ¡Toma ya!

Algo así como preguntar: díganme señores y señoras ministros y minsitras: ¿hasta dónde esta dispuesto usted a rasgarse las vestiduras? Y lo estaban, ya lo creo que lo estaban: rasgado total: Vox es ultra, la Iglesia es ultra, el PP es ultra... todo el que no me siga es un ultra y fundamentalmente antidemocrático. Es su oficio y no me extraña: lo que me subleva es que mis colegas periodistas le compren esa mercancía.

Objetivo: rebajar a la mitad la factura española de la luz: ¿a qué no? 

La nueva consigna del empleo se llama "estabilidad". Así, Rodríguez asegura que se está estabilizando el empleo en España. Y es cierto, se está estabilizando en todo lo alto del patíbulo. Reino Unido ya ha bajado del 4% y aquí capitaneamos Europa con más del 13%. Pero somos los mejores. ¡Ole!

Es igual, este Gobierno no sabe crear empleo, pero está creando muchísimos puestos de trabajo de funcionario. Es más, asegura que va a convertir en fijos a casi todos los profesores de la enseñanza pública, más de 550.000, de los que "un 23% son interinos". Vamos, que los va a convertir en funcionarios a toda leche, con oposiciones rápidas, o sea de bajo nivel y ascenso, o conversión en burócratas, a dedo.

A ver si nos entendemos: el Gobierno hará fijos a casi todos los profesores interinos de la enseñanza pública, hasta reducir la interinidad del 23 al 8%. Otra regularización general, esperemos que menos ideológica que las de los años 80-90 en la Universidad española, donde los PNN pasaron a ser fijos por el artículo 33, se rompió la disciplina académica y se consiguió que una generación de profes indocumentados, pero socialistas, tomaran el poder de la universidad.

En cualquier caso, más funcionarios. Así crea empleo Sánchez.

Abrirán concursos-oposición ordinarios y un proceso extraordinario para concurso de méritos, para los que llevan desde octubre de 2016. O sea, un dedazo, mejor o peor utilizado, pero, en cualquier caso, otra negativa a la cultura del esfuerzo y el mérito, al viejo adagio castellano de que quien algo quiere algo le cuesta. 

Pero Fernando Grande-Marlaska, titular de Interior tenía ganas de hablar. Asegura que le dará una nueva vuelta de tuerca a los delitos de odio. Ya saben esa confusión interesada y liberticida entre pecado y delito, la misma normativa que está liquidando la libertad de expresión. ¿Qué es un delito de odio? Pues una convicción y afirmación políticamente incorrecta aprovechada por el poder para perseguir al discrepante.

Marlaska habla de 1.800 delitos de odio anuales perpetrados en España. la mayoría de ellos por xenofobia pero, miren ustedes por donde, en segundo lugar figura la homofobia, es decir, las denuncias del lobby gay contra todo aquel que se atreva a discutir sus postulados. Curiosamente, otro de loa delitos de odio contemplados en el Código Penal es el de odio contra la religión pero, miren por dónde, es marginal. Es más se lo pregunto a Marlaska y me responde: "Hombre, marginal no" mientras culmina con una expresión que quiere expresar esto: poquitos, poquitos. El odio a la religión, en concreto la cristianofobia, esa no interesa, pero el colectivo LGTB, ¡ese sí que es odiado!

No tengo yo esa sensación, la verdad, sino justo la contraria, pero claro, yo no poseo estadísticas, Marlaska sí.  

Además, cuando el sociopodemismo va a explicar alguna nueva tropelía siempre recurre a una colección de eufemismos, Así que tardo en saber qué es lo que está repitiendo el ministro del Interior, una alusión unida a otra. Pero al final, el mensaje se va haciendo más nítido y más terrible: van a crear la policía del odio, grandes especialistas que le aconsejarán al presunto odiado que denuncie al odiador y es que ni el odiado se había dado cuenta del odio que despertaba en el odiador (no se me pierdan). Sí, policía del odio que sin duda superará a aquella policía del pensamiento de George Orwell en su ya trasnochado 1984

Y todo este mecanismo contra la libertad de expresión, montado sobre una gran mentira: en España hay 1.800 delitos anuales de ONU, pero la realidad es que son muchos más: es más, concluye, "ocho de cada diez delitos de odio no se denuncian". ¿Y si no se denuncian, cómo lo sabe? Porque mira que es difícil, por no decir imposible, demostrar que Juana odia a Pepe. 

 

A la portavoz Isabel Rodríguez, no el importa que el gas argelino se vaya de España y anide en Italia. A ella sólo le preocupa lo que diga Europa sobre la ingeniería contable de la excepción ibérica

Pilar Llop, titular de justicia, otra que no tiene abuela pero sí muy mala uva. Casualmente jueza de violencia de género. Dos medidas:

1.Ya no se podrán hacer pruebas 'invasivas' para determinar si un migrante es menor o ya ha cumplido los 18 años. Todos aseguran que son menores, claro, para no ser expulsados así que doña Pilar acude presurosa en socorro de sus derechos con una norma "garantista", otro de los tópicos del sanchismo.

Lo único que no me ha quedado claro es qué va a hacer la autoridad para saber si un migrante es, realmente, mayor o menor de edad, si dice la verdad o miente. 

A lo mejor es que no va a hacer nada, y entonces sí, claro, se entiende todo. Es una norma extraordinariamente garantista y ferozmente democrática.

2.¡Ah! y también lanza el plan Justicia 20/30 (¡Qué miedo me da ese nombre!). Creo entender que lo que pretende la ministra Llop es agilizar los procesos a costa de crear oficinas judiciales próximas al ciudadano, por ejemplo en los ayuntamientos. 

Se me ocurre otra idea: ¿por qué no acortar plazos procesales? A lo mejor es porque los jueces se ven obligados a hacer una oposición mientras que para cubrir un oficina de justicia municipal, con un cursillo de una semana vas que chutas. Otra vez el esfuerzo y el mérito.

Todo muy socialista. Nada más manipulable que un pueblo de borregos. 

Definitivamente, el Sanchismo ha enloquecido. Aquí no tenemos policía del pensamiento: tenemos policía del odio.

La guinda: alguien le pregunta a Rodríguez por Argelia y su nuevo tono conciliador con Italia, justo el mismo día en el que Romano Prodi ha viajado a Argel y nos ha quitado parte del gas que tendría que volver a España, porque los argelinos andan un poco cabreados con el señor Sánchez, que se ha bajado los pantalones ante su enemigo Mohamed VI de Marruecos.

Pues bien, a la portavoz Isabel Rodríguez, no le importa que el gas argelino se vaya de España y anide en Italia. A ella sólo le preocupa lo que diga Europa sobre la ingeniería contable de la excepción ibérica, que consiste, no en bajar el precio del gas, ojalá, sino en cobrarle menos por la luz al consumidor... que pagará el resto como contribuyente. Es lo que se llama hacerse trampas en el solitario.

Objetivo: rebajar a la mitad la factura de la luz de Juan Español: ¿a qué no?