Miércoles 29 de junio, día de San Pedro y San Pablo, el Día del Papado. Buen momento para recordar que los cristianos no somos críticos sino discípulos. 

Este es el día del óbolo de San Pedro y naturalmente el día para rezar por el Papa, en este caso por Francisco.

Comprendo que es un papa muy polémico pero repito que el vicario de Cristo en la tierra no está puesto en Roma para caernos simpático a los católicos. La Iglesia no es una democracia, donde el líder debe mantener la empatía con sus electores. 

Tampoco es el momento de cambios globales sino de conversiones particulares. El catolicismo ha pasado a ser minoría... pero el poder de Dios no ha disminuido ni un ápice

Lo más peligroso es que la antipatía se convierta en sedevacantismo, en oposición abierta al Papa, es decir de pasar de crítico a traidor. En primer lugar, por aquello de "no toquéis a mis ungidos". También porque, claro que Francisco ha cometido errores. El problema está en colocarse como árbitro de los errores del Papa, porque los árbitros también se equivocan, sobre todo cuando juzgan a alguien de "superior criterio".  

Así que, la actitud del cristiano en este día de San Pedro y todos los días, es la de 'todos con Francisco'. Si no es el mejor Papa es el Papa verdadero y en tiempos de tribulación no conviene hacer mudanzas... que dijo el Papa Negro. Es precisamente la mudanza lo que hay que evitar... precisamente en 2022.

Si San Pedro hubiera vivido en nuestra época sería judío sefardí

Tampoco es éste el momento de cambios globales sino de conversiones particulares. El catolicismo ha pasado a ser minoría, aunque el poder de Dios no haya disminuido ni un ápice. Lo que quiero decir es que el hombre es libre para elegir entre el bien y el mal, no para cambiar el mundo, porque eso no depende de uno sino de todos... y sobre todo de Dios.

No vayamos a comportarnos, desde el punto de vista llamemos ortodoxo, como el heterodoxo Hans Küng, aquel ensoberbecido teólogo suizo, convencido de que él no debía ser Papa para no perder su don de la infabilidad.

El hombre es libre para elegir entre el bien y el mal, no para cambiar el mundo porque eso no depende de uno, sino de todos... y de Dios

En 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo. A mí me gusta más Pedro que Pablo. Pedro era más bruto que un arado pero dispuesto a aprender sabiduría, bruto que se convirtió en un teórico de la paz, hambriento de poder que gobernó con más templanza que ninguno, más amigo del arrepentimiento que de la desesperación, poco templado pero a la postre prudente, valiente con la espada, cobarde con la criada. Era el prototipo del español. Si hubiera vivido siglos después, el judío Pedro sería sefardí, seguro.

Pablo es el apóstol brillante... pero Pedro se preocupó de la tarea más humilde y más importante: decidir qué es lo que Pablo debía predicar. No tocar la doctrina y encima hacerla comprensible a un mundo sin fe. ¡Anda!, como el de ahora mismo, para quien fue escrito aquello de "cuando vuelva el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?". 

La tarea de Francisco es más difícil que la de Pedro: en el siglo I la gente tenía conciencia de pecado, en 2022 la hemos perdido

Miren por dónde: la tarea de Francisco es la misma que la de Pedro. Y a lo mejor, hasta más difícil, porque la sociedad del siglo I tenía conciencia de pecado antes de oír hablar de Cristo. La sociedad de 2022 ha perdido su sentido del pecado... tras despreciar a Cristo. Los del siglo I tenían excusa, los del XXI somos recalcitrantes.

Oiga, y entonces, ¿usted no pega un brinco con cada noticia sobre el Papa actual? Todos los días, pero esa es otra historia: todos con Francisco y que dure muchos años.