Las elecciones en Andalucía se acercan, y ayer pudimos asistir al primer debate entre los seis candidatos a la presidencia de la Junta. 

El debate pasará a la historia, posiblemente, como uno de los más absurdos y aburridos. Por un lado teníamos al camaleónico Juan Marín, líder de Ciudadanos, que se limitó a 'pelotear' a todo el mundo: teme por su asiento, y no sabe con quién o quiénes deberá pactar, así, se cubre las espaldas. Ni ataca, ni aporta, ni se moja. 

En la misma línea, Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía, la coalición de Podemos e IU: ella quiere liderar la ultra izquierda al estilo Yolandísima, extrema izquierda, pero con un toque moderado que gusta a los socialistas. Durante el debate estuvo ausente: algunos dicen que hizo gala de ironía, yo creo que se quedó en apatía. 

Juan Espadas, dirigente socialista, se presentó como "el voto útil" contra "la ultraderecha". Su debate transcurrió en un pacto de no agresión con Juanma Moreno Bonilla. Ni el popular ni el socialista sacaron a relucir los casos de corrupción, el tono entre ambos fue moderado.

Teresa Rodríguez, "madre y samurái", MA-SA, centró su debate en atacar a la candidata de Vox, "racista", "machista", podía oírse durante el debate, la candidata de Adelante Andalucía le dedicó frases como "Olona, usted ha andado poco por las calles de Andalucía", "ustedes se enfrentan a los más débiles" o "tiene prejuicios racistas". Y es que la tónica general del debate fue: Olona contra todos o todos contra Olona. 

Y en este debate 5 a 1, un momento de tensión, la inmigración. Espadas y Rodríguez dicen que Macarena es "xenófoba" y hacen una defensa acérrima de los inmigrantes, son parte de la cultura, aseguran que Vox "Es un partido con un discurso xenófobo, racista, que ofende a los ciudadanos y no habla de la Andalucía real", y Rodríguez llega a asegurar: "Su racismo contra los inmigrantes lo conocemos bien en Andalucía. No quieren trabajar, son unos vagos, unos delincuentes. Es lo mismo que nos decían a los andaluces cuando teníamos que ir a trabajar fuera". Es decir, la inmigración ilegal, para Espadas y Rodríguez, es "Andalucía Real", y comparable a los emigrantes andaluces en los 50. 

Macarena salio a la réplica y criticó el "efecto llamada" en Andalucía, "Nunca una mujer, una persona homosexual ha caminado con tanta inseguridad por las calles", "la diferencia entre Saint Denis y Andalucía es que aquí no se ha celebrado todavía una Champions". "¿Cómo se atreve señora Rodríguez a comparar a los emigrantes andaluces que emigraron en los 50? Ellos no iban machetazo en mano atacando a nadie".

Y concluía: "En mi casa, en Andalucía, se tienen que cumplir mis leyes. Hay culturas incompatibles con nuestro estado de Derecho", "no todas las costumbres son respetables". Olona acierta al centrar las consecuencias de la inmigración ilegal, como ya ha hecho en otras ocasiones, pero comete un error al enfocar el debate como un asunto de identidad cultural y costumbres, que es lo que quiere la izquierda, cuando el verdadero punto está en la identidad religiosa. Lo que fortalece al islam es la ausencia de cristianismo en occidente, y lo que se hace fuerte, día tras día, en España son las costumbres del islam, no de la inmigración.