La ecologista Ribera debería escuchar más a la diputada del PP Elvira Rodríguez y al CEO de Repsol, Josu Jon Imaz
Teresa Ribera no deja de sorprendernos, ahora por su falta de ideas. Y es que busca 100 voluntarios para crear la Asamblea Ciudadana para el Clima y reflexionar sobre el cambio climático. Eso sí, no de forma gratuita, sino que les pagará 65.000 euros, o sea, 650 euros a cada uno, según OK Diario.
Parece que a la vicepresidenta tercera, que es la más ecologista del Gobierno Sánchez, le sobra el dinero, pero a algunos les vendría muy bien para pagar el tarifazo eléctrico. Además, les pagará los gastos de transporte, alojamiento y comida, si la última de las cinco sesiones previstas entre noviembre y abril se celebra al final de forma presencial en Madrid como fin de fiesta, porque el resto son virtuales.
Los voluntarios deberán ser mayores de 16 años y no ser políticos, no hacen falta “conocimientos previos de ningún tipo” y tampoco se tendrá en cuenta “su posicionamiento frente al cambio climático”. ¿En serio? OK Diario señala que los está reclutando una cooperativa del Grupo Tangente hasta el 14 de septiembre, pero la página web de la Asamblea aún no está disponible, así que no parece que presentarse como voluntario sea algo sencillo.
Un circo ecologista a costa del bolsillo de todos los españoles. Y por cierto, Ribera debería escuchar a la economista y diputada del PP Elvira Rodríguez, que ha señalado que “en 20 años, puede que seamos más verdes, pero también mucho más pobres”. Y también al CEO de Repsol, Josu Jon Imaz, que hace unos días advirtió sobre “la especulación verde” y hace meses pidió “una estrategia de descarbonización ligada a nuestra capacidad industrial y tecnológica”, porque mientras España ha reducido sus emisiones de CO2 un 29,3%, China las ha disparado un 74%. Cuidado, porque ser los más listos de la clase ecologista puede situarnos como los más tontos del planeta... y también mucho más pobres que ahora. Y es que al oír hablar de ecología, hay que echarse mano a la cartera.
En cualquier caso, esto de los voluntarios pagados recuerda aquel viejo chiste: Mi sargento, ¿desato a los voluntarios?