El norteamericano de origen indio Satchin Panda no es un científico cristiano pero ha proporcionado pedigrí científico al ayuno cristiano. Se le conoce como el autor del ayuno intermitente, ese método para adelgazar consistente en no comer durante 16 horas diarias. Panda no es del gusto de los nutricionistas: su método es tan simple que amenaza con dejarles sin trabajo. 

En pocas palabras, el ayuno intermitente es un método muy sencillo y no sabe de equilibrio entre calorías, proteínas y demás: se trata de pasar hambre. Dicho de otra forma, el señor Panda ha demostrado el ayuno, otorgando pedigrí científico al viejo ayuno cristiano. No es que lo necesitara, pero siempre viene bien un título accesorio. 

Porque el ayuno cristiano no consiste en ponerse guapo o saludable: consiste en pasar hambre para corredimir con Cristo, Amor con amor se paga y el viernes Santo Dios murió por la humanidad.

El ayuno es la oración de los sentidos, mano de santo: uno pasa hambre por una buena causa, la mejor de todas, y de pronto descubre que su vida cobra otro sentido. Especialmente indicado para tragones, ansiosos y gente de escasa templanza.

La verdad es que el ayuno que exige la Iglesia es tan nimio que muchos lo cumplen sin notar. En cualquier caso, si ayunáramos un poco más, al estilo Panda, el mundo cambiaría. Entre otras cosas porque aprenderíamos que amor con amor se paga.