Me lo comentaba un asesor de Junts: ahora no se puede pedir el referéndum. Primero hay que lograr la amnistía. Por eso hemos bloqueado la petición de la CUP. Ahora bien, el referéndum de autodeterminación es nuestro inmediato objetivo. 

Me comenta un socialista veterano: Cerdán y Bolaños acudieron a negociar con los catalanes con este mensaje: os daremos lo que pidáis pero tenéis que renunciar a pedir más durante cuatro años. Han fracasado: no hay cambios ni en Puigdemont ni en Junqueras. Es decir, no hay arrepentimiento de nada, ni tan siquiera de mentirijillas.

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De ahí que Santos Cerdán, el navarro sumiso y obediente, insiste en que se ha firmado un acuerdo de legislatura cuando lo que se ha pactado es un acuerdo de investidura: te votaré y seguirás siendo presidente para que me amnistíes y me des un montón de regalos... pero esto no ha hecho más que empezar: te puedo dejar caer en cualquier momento.

Y así, debemos ser sensatos y concluir que Sánchez no ha pacificado Cataluña, lo que ha hecho es justo lo contrario: otorgar una segunda vida al monstruo indepe, que se estaba muriendo tras la actuación española, judicial y policial. Ya saben: la represión.

Horas después del acuerdo, ERC y Junts ya piden un referéndum de autodeterminación y lo pedirán más aún tras la Ley de Amnistía.

Es decir, ya piden la independencia.