El presidente no tiene quién le escriba.
¡Para qué tantos asesores, si no tiene
el consejo que en el momento necesita!
Y si el consejo viene de la mujer,
según el qué, el mejor no suele ser.
Y no es pensamiento machista,
ya que hombre y mujer, diferentes deben ser;
que así fuimos creados por quién da el saber.
Si del mismo signo son, se suelen repeler;
si diferentes lo normal es el atraer.
Y si esto no se tiene en cuenta
se termina escribiendo una epístola
en la que no defiende lo que debía defender,
dejándose llevar de sentimientos,
que tenía que guardar y no exponer.
Demostrando con la tal epístola,
que el presidente: ¡no tiene quién le escriba!