En su alma en la que no cree y el culto al cuerpo; con la soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, y envidia; pecados que siempre fueron
Y al pasar, vio a un hombre de nacimiento ciego.
Este o sus padres, para que así naciese, ¿quién pecó?
¡Oh humanidad desgraciada y desagradecida!
que la culpa de los primeros le fue transmitida,
felix culpa, que por la muerte del propio Dios llevó
a su redención, que para ello, en hombre se encarnó.
Este o sus padres, para que así naciese, ¿quién pecó?
¡Oh humanidad desgraciada y desagradecida!
que la culpa de los primeros le fue transmitida,
felix culpa, que por la muerte del propio Dios llevó
a su redención, que para ello, en hombre se encarnó.
Y esa culpa al hombre le cuesta asumirla;
y si la soberbia en la ecuación entra,
y si la vanidad asola, a su alma entera,
la responsabilidad de sus actos, de sí elimina,
y la culpa de los males que causan estos actos,
la descarga en otros, con cinismo y con descaro.
y si la soberbia en la ecuación entra,
y si la vanidad asola, a su alma entera,
la responsabilidad de sus actos, de sí elimina,
y la culpa de los males que causan estos actos,
la descarga en otros, con cinismo y con descaro.
Es la forma de proceder del sátrapa y el tirano,
del soberbio y el narciso, del dictador engolado,
que deja tras de sí: sombras, miseria y dolor,
cuando al final, como la historia demuestra,
es de su trono derrocado y, a veces, asesinado.
del soberbio y el narciso, del dictador engolado,
que deja tras de sí: sombras, miseria y dolor,
cuando al final, como la historia demuestra,
es de su trono derrocado y, a veces, asesinado.