Félix Bolaños es el titular de la cartera trinitaria del actual Gobierno de España, porque además de ministro de la Presidencia, también lo es de Relaciones con las Cortes y de la Memoria Democrática. Tercer rasgo este de su cargo que es el non plus ultra del sectarismo ideológico que padecemos y enrarece nuestra convivencia.

Y en un despliegue de este rasgo sectario y totalitario de su cargo, Félix Bolaños se presentó en Colmenar Viejo el pasado miércoles 31 de agosto —según el comunicado de su gabinete de prensa— “para visitar los trabajos de búsqueda y exhumación de víctimas de la violencia franquista que se están llevando a cabo en el cementerio de Colmenar Viejo. El proyecto forma parte del Plan Cuatrienal de Exhumaciones y ha sido financiado por la Secretaría de Estado de Memoria Democrática, a través de la FEMP. Los trabajos los está desarrollando un equipo de especialistas en arqueología y antropología forense, por iniciativa de la Asociación Comisión de la Verdad de San Sebastián de los Reyes”. Y lo que ya no dice el comunicado es cuánto nos cuesta a los contribuyentes el chiringuito de Colmenar Viejo y quiénes son los agraciados “especialistas”, a los que les ha tocado esta lotería en forma de subvención.

La verdad es que no es un acierto haber elegido el pueblo de Colmenar Viejo como exaltación de la propaganda socialista, porque lo que allí sucedió durante la Guerra Civil deja en muy mal lugar a los antecesores políticos de Félix Bolaños, en el caso de que se cuente la verdad de lo sucedido a partir del 18 de julio de 1936 en esa localidad, como vamos a hacer a continuación.

Colmenar Viejo: buscan crímenes franquistas en un pueblo donde el mayor asesino era del PSOE

En un artículo publicado hace dos años, ya puse de manifiesto que Colmenar Viejo era uno de los puntos elegidos de los alrededores de Madrid por los chequistas para llevar allí a sus víctimas y cometer sus asesinatos. Y si esto era así, se debía a la buena acogida que recibían por parte de quienes controlaban esa zona. Comentaba en aquel escrito las expediciones que hizo a Colmenar Viejo Cosme González Fernández, un sanguinario asesino de la checa de la calle de Blasco de Garay, apodado “El Puñales”, porque acostumbraba a rematar a sus víctimas al igual que se hace con los toros de lidia en las plazas.

Pues bien, uno de los personajes claves del Ayuntamiento de Colmenar Viejo durante los años de la Guerra Civil fue Isidoro Marivela, un jornalero que según la documentación de la Fundación Pablo Iglesias era conocido por el alias de “El Brujo”.

Isidoro Marivela era un reconocido socialista de Colmenar Viejo; además de presidente de la Casa del Pueblo —con ese nombre se designaba entonces las sedes del PSOE—, era secretario de la Asociación Socialista de Colmenar Viejo. Había estado internado en la Cárcel Modelo por participar en el golpe de Estado de 1934, a lo que la Fundación socialista denomina “revolución de octubre”, manipuladora denominación para tapar la verdad de lo que hicieron los socialistas contra el régimen de la Segunda República. Pero tras el pucherazo electoral en febrero de 1936, que aupó al Frente Popular al poder, Isidoro Marivela salió de la cárcel y, de entrada, se hizo con el cargo de teniente alcalde de Colmenar Viejo y, posteriormente, con el de alcalde desde mayo de 1937 hasta el final de la Guerra Civil.

El 18 de julio de 1936 se constituyó un comité en el Ayuntamiento, en el que además de Isidoro Marivela, formaban parte del mismo Palmiro Castellanos Flores, Juan Sanz Olaya, Pedro Colmenarejo Martín, Ramón García López y Francisco Padrino González. Pero por juzgar su comportamiento de poco radical, se constituyó un segundo comité en la Casa del Pueblo, que además de espolear al primer comité, también actuó por su cuenta. Lo que indica que fueron los socialistas los que tomaron la iniciativa y el control de los acontecimientos que tuvieron lugar en Colmenar Viejo durante la Guerra Civil.

Tras el pucherazo electoral en febrero de 1936, que aupó al Frente Popular al poder, Isidoro Marivela salió de la cárcel y, de entrada, se hizo con el cargo de teniente alcalde de Colmenar Viejo y, posteriormente, con el de alcalde desde mayo de 1937 hasta el final de la Guerra. Y empezó a matar

Al día siguiente de estallar la Guerra Civil, el socialista Isidoro Marivela detuvo a muchos vecinos de Colmenar Viejo, concretamente a 65, los encerró el Ayuntamiento y los trasladó posteriormente a Madrid, a la Cárcel de Ventas, hasta entonces prisión de mujeres, que fueron realojadas en conventos incautados a las monjas y otras dependencias de la capital de España, con el fin de rehabilitar la prisión de Ventas para los hombres.

Uno de los prisioneros supervivientes cuenta así lo que sucedió: “La mayoría de las personas de derechas detenidas en el pueblo fueron trasladadas a la Cárcel de Ventas, quizás para poder actuar con mayor libertad con relación a las mismas. En la citada cárcel se encontraban a disposición del comité, y cuando por uno u otro de estos dos comités se acordaban fusilamientos, marchaban a Madrid grupos de milicias, y en la Dirección General de Seguridad les facilitaban la orden de libertad, y una vez que se hacían cargo de los detenidos de la cárcel, generalmente, en el camino de vuelta al pueblo, los asesinaban”. Por este modo de proceder fueron asesinados 25 vecinos de Colmenar Viejo, la mayoría en la carretera que iba de Fuencarral a Colmenar Viejo.

A Isidoro Marivela se le acusó de varios delitos, entre otros de haber participado directamente en el asesinato de Francisco Mansilla Paredes, un estudiante de 17 años, afiliado a la CEDA. Según los datos de archivo, Isidoro Marivela segó la vida de este muchacho en la carretera de Torrelodones, cerca de Hoyo de Manzanares. También se le acusó de haber asesinado a otro joven de 18 años, llamado Luis del Valle Gómez en la carreta de San Agustín de Guadalix. Esta segunda víctima del edil de Colmenar Viejo era un obrero que también estaba afilado a la CEDA.

Cuando por uno u otro de los comités se acordaban fusilamientos, marchaban a Madrid grupos de milicias, y en la Dirección General de Seguridad les facilitaban la orden de libertad, y una vez que se hacían cargo de los detenidos de la cárcel, generalmente, en el camino de vuelta a Colmenar, los asesinaban”

Pero si los dos crímenes anteriores pudieron tener como móvil la filiación política de las víctimas, es de más difícil comprensión la acusación contra Isidoro Marivela de haber asesinado a un mecánico de nombre José María Alafont Soriano, de 48 años, porque esta persona estaba afiliada a la UGT. Y en este caso sería de gran interés saber a favor de cuál de los dos socialistas está el ministro de la Memoria Democrática. No me digan, queridos lectores, que no despierta una gran emoción averiguar si el ministro Félix Bolaños está del lado del socialista asesinado o del socialista asesino.

El espacio de un artículo es insuficiente para referirme a las 115 vecinos de Colmenar Viejo de los que al menos yo tengo referencia de que fueron asesinados, durante el mandato de Isidoro Marivela, como teniente alcalde y alcalde de ese pueblo.

Sin embargo, no puedo por menos de referirme a los actos vandálicos que allí se cometieron: el titular del Juzgado de Instrucción de Colmenar Viejo, Alejandro Royo Fernández-Cavada fue asesinado y el local de esta institución fue asaltado; todo su archivo fue arrojado a la calle por las ventanas y quemada la documentación en la muralla de la cárcel. Ese mismo día, el 30 de noviembre de 1936 también quemaron el Registro de la Propiedad del Partido Judicial, y así desaparecieron todos sus libros, entre ellos el de registro moderno y el de la antigua contaduría de hipotecas y el libro de impuestos sobre Derechos Reales. Al día siguiente, el 1 de diciembre de 1936, también asaltaron la notaría de la que era titular Rodrigo Molina Gil y se llevaron toda la documentación, incluido el archivo antiguo, en una camioneta, que descargó todos estos protocolos notariales en las afueras del pueblo, en el paraje de Santa Ana, donde fue pasto de las llamas. También desapareció en el fuego la documentación entera de la Asociación Patronal de Propietarios y Labradores. Y así mismo asaltaron las casas de tres procuradores, Pedro Tomé Mansilla, Vidal Ariza Gómez y Juan Pablo Vicente López, y destruyeron todos sus papeles.

Por último, tengo que referirme a la persecución religiosa en Colmenar Viejo. El sacerdote Galo López Ordás fue asesinado en la carretera de Burgos, justo en la desviación del pueblo de Venturada. Y junto con el sacerdote también murió asesinado su sacristán, Esteban Guerrero Martín.

El sacerdote Galo López Ordás fue asesinado en la carretera de Burgos, justo en la desviación del pueblo de Venturada. Y junto con el sacerdote también murió asesinado su sacristán, Esteban Guerrero Martín

La Basílica de Nuestra Señora de la Asunción, que era el templo parroquial, fue arrasada por un grupo de milicianos, entre los que se encontraba Isidoro Marivela. Esta magnífica iglesia había sido construida en el siglo XV por Juan Guas, arquitecto de los Reyes Católicos, y guardaba en su interior una variada e impresionante riqueza artística, donada por generaciones de fieles durante siglos.

Transcribo, sin comentarios por mi parte, la descripción de los hechos que hace uno de los documentos de archivo: “Del retablo mayor, obra de mucho valor artístico, atribuido a Berruguete o a un discípulo suyo aventajado, faltan ocho estatuas del apostolado. Ha sido destruido y quemado el lugar de las exposiciones de Su Divina Majestad, obra riquísima con pinturas estofadas. Se destruyeron credencias y cuanto estuvo al alcance de la mano de los sicarios. Los altares laterales han sido quemados unos, arrancados otros, y todos víctimas de la furia y del sectarismo rojo: todas las imágenes mutiladas o destruidas desapareciendo de alguno de ellas tablas talladas, que se reputaban con gran estimación para el arte. Desaparecieron cuadros, entre ellos alguno de positivo mérito, y se llevaron cuantos alhajas, vasos sagrados de plata y demás servicios de altar o profesionales existían”.

Que yo tenga constancia documentada, desaparecieron cálices, copones, bandejas de plata, vinajeras, cruces, coronas, sobrecoronas, custodias, incensarios y navetas, relicarios, lámparas, ciriales, candelabros, rosarios, ornamentos sagrados… Piezas entre las que cabe destacar, dos cálices de plata de ley de los años 1688 y 1692, un copón de plata de ley dorada con cuatro ángeles en el vaso que sostiene la copa del año 1650 y dos custodias de plata de los años 1690 y 1749. Fueron quemadas alfombras, cortinas, vestiduras sagradas y el órgano, un instrumento de gran valor con siglos de antigüedad.

Isidoro Marivela, al acabar la guerra, fue hecho prisionero y juzgado. Probado que cometió delitos de sangre fue condenado como asesino a la pena capital y fusilado. Probablemente este personaje sea una las llamadas víctimas del franquismo por esa comisión de la verdad que trabaja subvencionada por el ministerio de Félix Bolaños

Al igual que la basílica parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, fueron profanados el resto de los edificios religiosos de Colmenar Viejo: la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, donde se veneraba la imagen de la patrona del pueblo, la ermita de Nuestra Señora de la Soledad y la ermita de Santa Ana y Santa Magdalena. Todos los altares y las imágenes de las ermitas fueron destruidos. Sacaron a la calle la imagen de la Virgen de la Soledad, y entre burlas y blasfemias fue fusilada por un piquete de carabineros al mando de un teniente.

Para finalizar diré que Isidoro Marivela, al acabar la guerra, fue hecho prisionero y juzgado. Probado que cometió delitos de sangre fue condenado como asesino a la pena capital y fusilado. Probablemente este personaje sea una las llamadas víctimas del franquismo por esa comisión de la verdad que trabaja subvencionada por el ministerio de Félix Bolaños.

Pero hay bastantes diferencias entre Isidoro Marivela y las personas que según la documentación el mismo asesinó o fue responsable de su muerte. Durante la Guerra Civil fueron asesinados muchos vecinos de Colmenar Viejo por la sola la voluntad de sus verdugos, que segó sus vidas. Ellos no tuvieron ningún juicio, Isidoro Marivela sí que lo tuvo y se conserva la documentación del Consejo Guerra que lo juzgó. Esta es su signatura: sumario 181, legajo 21-26 del ADM (Archivo de la Defensa de Madrid), la que copio para provecho de los especialistas de esa llamada comisión de la verdad que trabaja en Colmenar Viejo, por si quieren investigar y demostrarnos a todos, aunque solo sea porque la subvención se la pagamos los contribuyentes, si lo que pretenden es descubrir la verdad histórica o elaborar una bastarda verdad, que no es otra cosa que una sectaria manipulación en beneficio de los más bajos intereses partidistas.

Javier Paredes

Catedrático emérito de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá