Sr. Director:
La periodista Diane Montagna se puso en contacto con el cardenal Fernández para intentar aclarar el alcance del "siempre inapropiado uso del término Corredentora aplicado a la Virgen María"
El cardenal prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha afirmado que la expresión no supone un rechazo total y absoluto del título en sí, sino solamente al uso oficial en los documentos de la Iglesia.
Por tanto, los fieles pueden continuar llamando Corredentora a la Madre de Dios con toda libertad.
No se usará el término a partir de ahora ni en la liturgia, ni en los documentos oficiales de la Santa Sede.
Tras décadas de estudio, el Dicasterio ha determinado que el título ya no debe aparecer en los textos magisteriales ni en los litúrgicos, no porque se haya rechazado la doctrina subyacente, sino porque el término en sí corre el riesgo de dar lugar a malentendidos pastorales hoy en día.
Mater populi fidelis conserva y hace explícitos los aspectos positivos contenidos en el título, es decir, la cooperación excepcional de María en la obra de la Redención que llevó a cabo plenamente su Hijo Jesucristo.
La expresión "cooperación única" aparece sólo una vez en la nota doctrinal; la palabra "única" aparece 29 veces, mientras que el término análogo "singular" aparece seis veces, incluidas las notas al pie.
La mayoría de teólogos marianos argumentan que el problema clave de Mater populi fidelis es que minimiza y oscurece la activa cooperación de María en la obra de la Redención.
Los fieles que comprenden adecuadamente el significado tradicional del título "Corredentora" no se les pide que lo abandonen en la devoción privada o en el debate informado.
Mons. Fernández afirmó que el propósito de la nota doctrinal no es establecer límites, sino suscitar y mantener el debate de una manera teológicamente correcta.
Conviene recordar que hasta el siglo X a María se la llamaba Redentora (Madre del Redentor) y que sólo a partir del siglo XV se la empieza a invocar con el título de Corredentora.
La denominación de Redentora se mantuvo durante los siglos XVI y XVII, pero desapareció en el XVIII para ser sustituida por el de Corredentora.
La Santísima Virgen María es llamada Corredentora en la tradición católica para destacar su participación única en la obra redentora de Cristo.
Co-redemptrix significa "la que redime conjuntamente con".
"Co" significa "con" y no igualdad.
Indica una cooperación subordinada.
San Alfonso María de Ligorio, en el siglo XVIII, sintetizó tres razones por las que María es verdaderamente Corredentora:
1.- Por su obediencia en la Anunciación aceptando ser la Madre del Redentor.
2.- Por dar a luz al Redentor y ofrecerlo al mundo.
3.- Por compartir los sufrimientos de su Hijo al pie de la Cruz, uniéndose a su sacrificio por y para nuestra salvación.
El Papa Benedicto XV, en el siglo XX, enseñó que María, en vistas a la salvación de la humanidad, "renunció a sus derechos maternos sobre Jesús y lo ofreció al Padre en cuanto de Ella dependía, de manera que se puede decir con razón que Ella redimió al género humano juntamente con Cristo"
El Concilio Vaticano II no aplicó a María el título de Corredentora, pero sí enseñó de forma inequívoca la realidad que este título expresa:
"María cooperó de forma enteramente singular y única en la obra del Salvador, con su obediencia, su fe, su esperanza y su ardiente caridad, para restaurar la vida sobrenatural de las almas. Por eso es nuestra Madre en el orden de la gracia"
Por voluntad de Dios, María estuvo íntimamente unida a Cristo en la Redención, cooperando de modo absolutamente único.
Ninguna otra criatura tuvo tal participación.
El Papa San Juan Pablo II enseñó en el año 1982:
"María participó de manera admirable en los sufrimientos de su Hijo con el fin de ser Corredentora de la humanidad"
Releamos lo que enseña el Vaticano II en L.G., 62:
"Jamás criatura alguna podrá compararse con el Verbo Encarnado, nuestro Redentor. Por eso cuando la Iglesia llama a María abogada, auxiliadora, socorro, medianera, siempre deja claro que ésto no quita ni añade nada a la dignidad y eficacia de Cristo, único Mediador entre Dios y los hombres, sino que más bien manifiesta su poder (el de Cristo)"
Jesucristo opera, María coopera.
Cristo realiza, María acompaña.
Cristo es el Señor, María es la ayudante.
María Corredentora no compite con Jesús, sino que refleja de manera única la única Redención del Salvador.
Ad Iesum per Mariam es lema clásico en la espiritualidad católica: a Jesús por María.
Que la Madre de Dios, Madre de la Iglesia y Madre nuestra no cese de rogar por nosotros y por todas las almas al Señor, para que nos haga dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo, el único que salva.
Los fieles pueden rezar privadamente esta oración:
"Santa Virgen María, Madre de Dios y Madre nuestra, míranos con bondad.
Conscientes de nuestra indignidad y en reparación por las ofensas que algunos cometen contra ti, desde lo más profundo de nuestro corazón te bendecimos por ser la criatura más bella, más pura y más santa.
Tú, siempre Virgen, concebida sin pecado original, Madre del Hijo de Dios y asunta al cielo en cuerpo y alma, como corredentora del género humano, ruega a Dios Padre que te eligió como hija suya, ruega a Dios Hijo que quiso que fueras su Madre, ruega a Dios Espíritu Santo de la que fuiste su templo más hermoso. Amén"










