Andrew Cuomo, gobernador de Nueva York y uno de los principales baluartes de la izquierda del Partido Demócrata norteamericano, ha dimitido tras ser señalado como acosador sexual por una decena de mujeres.

Un tipo malencarado cuya gestión del Covid en el Estado de Nueva York se parece mucho a la de Pedro Sánchez: fue un desastre que provocó una sangría letal pero eso sí, daba una conferencia de prensa diaria, por lo que los neoyorquinos consideraron que era un tipo que se preocupaba por el asunto. En Estados Unidos, Nueva York se convirtió en el Estado más letal, igualito que Sánchez: a partir del 14 de marzo de 2020 figuraba como invitado en la sala de estar de todos los hogares españoles. No dejaba de hablar.

El feminismo es enemigo declarado tanto de la virginidad como de la maternidad. O sea, el anhelo del rijoso

Fue España el país con más muertos por habitantes de toda Europa -hablo de países comparables, no de San Marino- pero es igual: Sánchez vende que lo suyo fue un éxito. Pues bien, Cuomo hizo lo mismo en el Estado de Nueva York.

Pero quisiera destacar la nota distintiva de Cuomo… y de Sánchez. Se trata de un feminista rijoso, un biotipo cada día más abundante. Cuomo ha pasado de entusiasta del ‘MeToo’ a reo de acoso sexual. Naturalmente, el también acusado de acoso sexual, Joe Biden, se ha apresurado a apartarse de él.

Ahora bien, lo importante es ese biotipo de feministo-acosador: no, no es incompatible. Para algún progresista que yo me sé, el feminismo es una oportunidad para mojar pan, en la convicción de que el feminismo es enemigo declarado tanto de la virginidad como de la maternidad. O sea, el anhelo del rijoso.