Es un poco vergonzoso pero el mapa no admite réplica. España, Italia y Francia, los tres países ‘más católicos’ mantienen una cifra de natalidad de vergüenza. Países envejecidos y sin vitalidad.

Y encima la práctica amenaza con convertirse en teoría aceptada: hemos olvidado que la bomba demográfica no consiste en que haya mucha gente sino en que haya pocos jóvenes.