
El catolicismo es una religión sacramental. Si no hay practica sacramental, sobre todo confesión y comunión, hay poco
Sr. Director:
Según el último informe publicado por el Observatorio Demográfico del CEU de Estudios, Formación y Análisis Social (CEU-CEFAS), Demografía de la Iglesia Católica, sólo el 18'7% de los españoles se declara católico practicante.
En el año 2023 asistieron a Misa con regularidad 8,2 millones de personas, una cifra muy inferior a la de hace sólo medio siglo, cuando más del 70% de los adultos españoles asistía cada domingo.
También ha experimentado una drástica caída el porcentaje de bebés bautizados y niños que hacen la Primera Comunión. Ha caído por debajo del 50%, cuando en 1971 era del 99%
De modo parecido, las bodas religiosas se han desplomado: en el año 2023 hubo cuatro matrimonios civiles por cada uno religioso, lo cual confirma el desarraigo de los sacramentos en la vida social de los españoles.
Otro de los datos preocupantes del informe es el acelerado descenso del número de sacerdotes y seminaristas en España.
En el año 2023 había más de 15.000 sacerdotes en activo en nuestro país, un 40% menos que en 1971, a pesar de que la población española se ha duplicado desde entonces.
La edad media del clero supera los 65 años, frente a los 35 años de media en 1960. El relevo generacional está gravemente comprometido.
En el curso 2023-24 ingresaron en los seminarios españoles 143 jóvenes y fueron ordenados 79 nuevos presbíteros en todo el país, cuando en realidad se necesitarían al menos 300 anuales para compensar bajas y fallecimientos.
En 1965 había en España más de 8000 seminaristas mayores. Hoy son unos 900.
Pese al retroceso en la práctica religiosa y la caída en la recepción de los sacramentos, la obra social, caritativa y educativa de la Iglesia en España sigue siendo inmensa: alrededor de 1'5 millones de alumnos estudian en los más de 2500 centros educativos de ideario católico.
En el ámbito universitario, 148.000 estudiantes cursan estudios superiores en las universidades católicas españolas.
En el campo asistencial, la Iglesia mantiene en España miles de centros de atención a mayores, discapacitados, enfermos, migrantes y personas en exclusión.
Los especialistas podrán ayudarnos a detectar las causas del actual desplome religioso, y los creyentes debemos estar bien despiertos para hacer frente a la corriente secularizadora y a las ideologías y otras formas de pensar, sentir y vivir que están en contraste con la fe y la vida cristiana.
El Concilio Vaticano II continúa siendo para la Iglesia y para los católicos de hoy la brújula que nos indica por dónde y hacia dónde debemos caminar a fin de que todos los miembros del pueblo de Dios seamos discípulos-misioneros de Cristo y de su Evangelio.
El 8 de diciembre de 1975, San Pablo VI publicó su exhortación apostólica Evangelii Nuntiandi acerca de la evangelización en el mundo contemporáneo.
Después, San Juan Pablo II no cesó de llamarnos una y otra vez a llevar a cabo una nueva evangelización de nuestro mundo.
El amado Benedicto XVI instituyó el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización en fecha 21 de septiembre de 2010.
El Papa Francisco también nos alentó a los cristianos a ser alegres evangelizadores de nuestro mundo mediante la exhortación apostólica Evangelii Gaudium, de 24 de noviembre de 2013. Y desde su elección como Obispo de Roma el pasado 8 de mayo de 2025, nuestro Santo Padre el Papa León XIV no ha dejado de invitarnos a llevar a cabo sinodalmente la tan necesaria renovada evangelización de nuestras sociedades.
Ciertamente, España necesita una renovada evangelización, no para imponer nuestra fe y nuestro modo de vivir a los demás, pero sí para invitar a todos a la fe en Jesucristo, una fe que se vive en comunión con toda la Iglesia y cuyo centro es la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios, el Mesías, el único Salvador del mundo, el Hijo de la Virgen María, nuestro Señor y nuestro hermano.
Después de resucitar y antes de ser llevado al cielo, el Señor Jesús nos dijo: "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación" (Mc. 16, 15)
Esta misión atañe a todos los bautizados, no sólo a los obispos, los sacerdotes y las religiosas, sino a todos los miembros del Pueblo de Dios, cada uno según el don o carisma que haya recibido y que ha de poner al servicio de los demás para crecimiento en santidad de los creyentes y también para la extensión del reino de Cristo en el mundo.
Sencillamente porque el mundo en que vivimos, nuestras ciudades, nuestros pueblos, nuestras parroquias, nuestros grupos y asociaciones, nuestras comunidades, nuestros barrios, nuestras familias en general y cada persona en particular necesitamos a Cristo para vivir con sentido, y Él es el camino, la verdad y la vida.
Nadie va al Padre si no es a través de Él y movidos por la gracia del Espíritu Santo.
Con la intercesión de la Virgen Inmaculada y de su esposo San José, patrón de la Iglesia Universal.









