- Ahora bien, la estatua debe modificarse. No puede permitirse que el bruto pisotee las flores, que son vida.
- Y el Rey de España no pudo acudir porque están conmemorando los Juegos Olímpicos, que le ponen mucho más.
- Y no pasaría nada porque el gallego Mariano Rajoy recuperara el día de Santiago Apóstol, patrón de España, como fiesta de alcance nacional. Por ejemplo.
Para que nadie se ofenda, salvo la buena conciencia,
en la catedral de Santiago de Compostela, cambiaron al veterano
Santiago-Matamoros por
Jacob-Flowers, un Santiago floripondio, como puede verse en la imagen.
Ahora bien, conste en acta mi protesta por cuanto el noble bruto -noble, pero muy bruto-
caballo del apóstol está destrozando las flores, que son vida, no sé si saben. Si, al menos, la bestia pisara
residuos sólidos urbanos, podría entenderse que el apóstol colabora, y con el todo el cabildo catedralicio, con el
ayuntamiento podemita en el tratamiento de los residuos sólidos urbanos, pero flores…
La ofrenda al patrón de España ya no la hace el
Rey -que es laico, no como sus antecesores, que eran todos curas- sino el presidente gallego,
Alberto Núñez-Feijóo, un fervoroso creyente al que estos actos le emocionan profundamente.
Esta vez
el Monarca tenía excusa dado que estaba celebrando el vigésimo quinto aniversario de las Olimpiadas de Barcelona, algo que le pone mucho más al
Rey de España, cuyo patrón es
Santiago Apóstol. A fin de cuentas, no puedes comparar un reinado, un país, con unos Juegos Olímpicos. Nada que ver.
A todo esto, y
en pleno reto separatista, no estaría mal que la fiesta del patrón de España volviera a ser
fiesta nacional y que el Rey de España perdiera un pelín de su tiempo viajando a Santiago el 25 de julio.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com