- Un atentado inspirado pero no preparado por el Daesh: ese es el peligro.
- Es la misma diferencia entre conspiración y consenso. Esto segundo es lo que me hace temblar.
- El fanatismo ya no necesita ni arriesgar; sólo hace falta que la televisión dé repercusión a sus ideas.
- Y estas se extienden por el planeta.
Obama, siempre digno ante la tragedia, asegura que según las últimas investigaciones
el asesino de Orlando actuó 'motu proprio'. Algo así como tranquilos norteamericanos, no se nos había infiltrado el
ISIS por mucho que el Califato reivindique el atentado.
El
lobo solitario no es más que la
violencia colectiva de una sociedad desesperada que ha prescindido de
Cristo y, por tanto, se ha quedado sin esperanza.
"
Atentado inspirado por Daesh pero no ejecutado por Daesh", asegura el ministro de Asuntos Exteriores,
García Margallo. Pues eso es lo peor. En primer lugar porque el lobo solitario es impredecible. No deja pistas hasta que come la bestialidad, no se relaciona con cómplices.
En París han asesinado a un agente francés y a su esposa. Porque era francés, supongo.
Con los lobos solitarios y los
grupos terroristas organizados pasa lo mismo que con la distinción entre conspiración y consenso. El consenso es mucho peor,
el lobo solitario de Orlando sólo sabía de oídas del Califato islámico, pero, gracias, sobre todo, a la información televisiva en tiempo real, tenía la cabeza llena de ideas confusas e imágenes nítidas, participaba del consenso social, en este caso del consenso del
fanatismo musulmán. No estaba integrado (conspiración) pero sí inspirado (consenso) por el Daesh. Eso es lo malo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com