• Uno diría que la urgencia consiste en potenciar el matrimonio, no su disolución.
  • Cuando la gente fracasa tanto en su matrimonio es cuando hay que poner muy alto el listón del compromiso adquirido.
El País se ha apresurado a presentar el 'motu proprio' del Papa Francisco sobre los procesos de nulidad matrimonial. Tanto que ha sido el primero porque si algo le preocupa a El País es la Santa Iglesia católica y apostólica. El diario resalta que el Papa Francisco convierte en gratuitas las nulidades matrimoniales. Mire usted, las nulidades en sí ya lo eran. Lo que ocurre es que todo proceso judicial conlleva unos gastos extras, sobre todo en abogados, que son los que disparan el coste. Para entendernos: si se trata de reducir los trámites -años- de una nulidad o de acercar los dispositivos judiciales a la gente que vive demasiado apartada del Tribunal de La Rota, estoy de acuerdo. La burocracia no aporta nada. Ahora bien, si estamos ante al nulidad-exprés, semejante al divorcio exprés, entonces me opongo, porque lo que estamos haciendo es minusvalorar el vínculo. El modelo actual tampoco es bueno: ninguna pega para contraer matrimonio y muchas para anularlo. La solución no es la nulidad exprés sino… muchas pegas para contraer matrimonio y muchas para anularlo. Porque esas son las dos maneras de que la gente se tome en serio el matrimonio. En cualquier caso, el 'motu proprio' llega en vísperas del peligroso Sínodo de la Familia, del próximo mes de octubre. Como en ese Sínodo han sido muchas las resistencias al sacrilegio -no otra cosa es permitir la comunión a quien se encuentra en situación irregular- al parecer, ahora se intenta la nulidad exprés. Es cierto que, al parecer, el 'motu proprio' no toca los criterios para declarar la nulidad. En principio sólo reduce la burocracia. ¿Cuál debería ser la urgencia de la Iglesia en un momento de matrimonios que nacen desesperanzados y mueren bélicos? Pues elevar el listón del matrimonio, no de su disolución. Vamos, digo yo. Eulogio López eulogio@hispanidad.com