• Son como las de nuestros hijos y nietos: de ahí la congoja.
  • Total: hay que acoger a cuantos más, mejor, pero también hay que controlar, cuanto más, mejor.
  • El reverso de la moneda: refugiados sirios en Macedonia se niegan a recibir la comida envuelta en paquetes de Cruz Roja.
Sí, ya sé que la foto del niño sirio ahogado, con sus pantorrillas adornando el paisaje global de Internet, no es crueldad mayor que los miles de asesinatos que cada día se perpetran en los abortorios de Occidente o la de los niños de ojos saltones que mueren de hambre y de miseria en el África negra o en la India. Pero es que las pequeñas pantorrillas de ese niño sirio -necesitábamos saber su nombre- se parecen mucho a las de nuestros niños y nietos, y entonces lo hacemos nuestro: menos mal. Yo, por ejemplo, he escrito un montón de razones criticando las soluciones facilonas ante una crisis de refugiados y ante el global de la migración. Pero es que las pantorrillas del bebé muerto impresionan a cualquiera. Conclusión: hay que acoger a los refugiados sirios ya. Dicho esto, es cierto que, una vez más, los fanáticos musulmanes están utilizando a la miseria de la gente para introducir a sus yihadistas majaderos en Occidente. De hecho, es el Estado islámico quien fuerza este éxodo masivo, aprovechando la desesperación que ellos mismos provocan. Y aprovecha su desesperación para introducir terroristas que destruyan el Occidente cristiano. Ambas cosas son compatibles: generosidad para acoger e inteligencia para controlar. Porque ahora viene el reverso de la moneda. El siguiente vídeo muestra a soldados macedonios intentando repartir comidas entre refugiados sirios, pero estos no la aceptan porque lleva el emblema de la Cruz Roja, y no quieren saber nada con la cruz de Cristo, que históricamente ha sido el emblema de Occidente. Es como si un cristiano rechazara un alimento necesario para su hijo porque llevara el emblema de la Media Luna Roja. Observen al energúmeno que niega el alimento al bebé que tiene en brazos (seg. 18) y que mira sin entender nada los alaridos de los adultos que le rodean. Una de dos: o realmente no necesitan esos alimentos o quieren muy poco a sus hijos. Y una de dos: o son fanáticos o son cobardes. El cristianismo es compatible con cualquier religión porque su primer mandamiento es el amor, el islam con ninguna. Eulogio López eulogio@hispanidad.com