- La capacidad de concentración cae en picado. Los nativos digitales odian el papel.
- Impacientes, es decir, la puerta hacia la amabilidad y la caridad se cierra.
- Lo quieren todo gratis: viva la cultura del esfuerzo e incluso el ideal de justicia distributiva.
- Incapacidad para trasmitir conocimientos y virtudes, lo que lleva al aislamiento entre generaciones.
- "Sus hijos se lo harán pero no le enseñarán a hacerlo".
- No existe el conocimiento intuitivo. Se trata de un eufemismo.
Para
lanzar su Imagin Bank, o banco para jóvenes,
Caixabank ha realizado un estudio sobre la
Generación del Milenio (los nacidos a partir de 1984). Y el estudio ha resultado tan exhaustivo en su desarrollo como horroroso en sus conclusiones.
Veamos: los que hoy tienen menos de 30 años, o mejor, menos de 25, son unos
tipos poco amantes de complejidades. Quieren instrucciones rápidas, odian la lectura y la caligrafía -mejor darle a un botón- y su capacidad de concentración se reduce por días. Desde luego, eso aparca el libro o incluso un artículo medianamente denso. De hecho, odian el papel.
No sólo eso, son impacientes, esto es,
la puerta hacia las faltas de caridad con el prójimo.
Pretenden todos los servicios gratis. Dos advertencias. La primera es que tal cosa no es posible. Lo que pasa es que
les están cobrando por otro lado. La segunda, que lo que no cuesta no se valora: ni un banco ni cualquier otra cosa.
Odian el protocolo. Pero el protocolo no es más que condición ineludible de la buena educación, al igual que ésta es el instrumento de la amabilidad. Es más, al fondo, lo que no tragan es el trato cara a cara.
El móvil, su mejor amigo, es el mejor sustituto del roce humano.
El estudio no habla de otra cuestión que considero la más grave de todas: la incapacidad manifiesta para trasmitir conocimientos. Para dignificar esta carencia gravísima, hablamos de "conocimiento instintivo", pero no deja de constituir un eufemismo cachondeable. Recuerda aquella anécdota que me ocurrió en una tienda de
revelado de fotos convertida en autoservicio de revelado digital. Le advertí al anciano que me atendía que me ayudara y se puso a explicármelo. Me pareció complejo y entonces le dije que les preguntaría a mis hijos. El sabio anciano me respondió:
-No, sus hijos se lo harán pero no le enseñarán a hacerlo.
Es decir,
lo mismo que recordaba Juan Pablo II: Esta generación no es ni mejor ni peor que las anteriores pero sorprende su incapacidad para trasmitir a la siguiente una serie de
principios básicos cuya trasmisión se daba antes por natural y de antemano lograda. Es la incomunicación de sabiduría y de
moralidad entre generaciones. Un serio problema que se acentúa con los nativos digitales.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com