Parroquia de Santa Cruz, en Ibiza, donde el Govern balear ha suspendido el culto
El argumento: el repunte de casos de coronavirus en la isla de Ibiza. La consecuencia: el Govern autonómico ha decretado que: "Se suprime la actividad de los lugares de culto, con excepción de la celebración de funerales, que podrán hacerse siempre que no se supere el 33% de la capacidad y con un máximo de 15 personas. La capacidad máxima ha de ser publicada un lugar visible del espacio destinado al culto. Se han de cumplir las medidas generales de seguridad y de higiene establecidas por las autoridades sanitarias”.
Eso significa que en la zona afectada en Ibiza debería suspenderse el culto en dos parroquias: la Santa Cruz y Nuestra Señora del Rosario.
Es una medida insólita hasta ahora en España, donde los confinamientos y restricciones por coronavirus limitaban los aforos del culto (por lo que era posible adaptarse ofreciendo más cultos y en templos más amplios), pero nunca el poder civil decretaba su suspensión.
Además, - recoge Religión en Libertad- no es nada claro lo que significa "suprimir la actividad en los lugares de culto": ¿puede celebrar misa el párroco a puerta cerrada con dos acólitos? ¿Puede entrar un fiel al templo vacío a poner una vela a la Virgen?
La diócesis no tiene obispo estos días, pero su actual administrador diocesano, Vicente Ribas Prats, ha respondido con contundencia (y con una extensa carta pastoral ) a este decreto de legalidad dudosa.
"Hemos presentado un recurso ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de las Islas Baleares contra la medida que afecta a los lugares de culto", advierte el administrador diocesano en su misiva.