• A algunos plumíferos de renombre les preocupa muchísimo la violencia machista pero el aborto les resulta cansino.
  • Y en ese ambiente, don Mariano, el provida, ha perseguido hasta a los mini-rebeldes de su mini-reforma del aborto.
  • E insistimos: ¿dónde están los ministros y diputados católicos?
  • Después de esto, ¿puede un católico militar en el PP?
Decíamos ayer… que la cobardía de Mariano Rajoy no conoce límites. Lo del jueves en el Congreso, reformita del aborto, ha sido propio de alguien sin honor. No sólo se trataba de mantener las cosas como estaban con Zapatero, sino de perseguir a los mini-rebeldes de la mini-reforma. Ahora hay que hacerse las dos preguntas: 1.- ¿Dónde estaban el jueves en la votación los ministros y diputados católicos del PP? 2.- ¿Puede un católico militar en el PP? Pero ojo, el culpable de la vergüenza española con el aborto, no es sólo Rajoy, ni tan siquiera el Partido Popular. Al rebufo de la votación en el Congreso, que el director de un importante medio de comunicación española mostraba su cansancio -¡Ay el cansancio de los intelectuales!- por el tema de aborto: -A ver si acaba de una vez este debate -exhalaba-: no veo más que sentimientos primarios… Pasemos página. Es cierto, campeón, son sentimientos, incluso argumentos primarios donde el derecho a la vida, sin el cual no existe ningún derecho posterior. Agotador, muchacho, agotador. Naturalmente, ni una palabra en defensa del más inocente y más indefenso de los seres humanos, el más masacrado: el concebido y no nacido. ¿Para qué? Resulta cansino. Eso sí, a renglón seguido, surge el asunto del machismo adolescente y de la violencia de género. Sus compañeros de aquelarre hipocritón, otra conocida periodista, se suma al doliente escribano para informarnos de que, a pesar de la ley contra la violencia machista… ¡sigue habiendo machismo! ¿Lo cogen? De la ley de aborto mejor no hablar, es agotador y no sirve para nada, pero de la injustísima ley contra la violencia de genero, que da con los huesos del varón en la cárcel antes de que se tenga una sola prueba en su contra… eso sí, es necesario repetirlo una y otra vez. Nuestro hombre, el cansino, insistía, al rebufo de la ley de Protección de la infancia y de la adolescencia, que cuando nos enteramos de que cualquier abuso de un niño "nos supone una sacudida". Estoy de acuerdo príncipe pero, al parecer, si le aniquilas antes de nacer, no sólo no pasa nada sino que cuanto antes acabemos con ello, mejor que mejor. ¡Hay que ser hipócrita, compañero! ¡Y tan cobardón como Rajoy! Eulogio López eulogio@hispanidad.com