- Su actitud implica el memorial de la blasfemia contra el Espíritu Santo.
- La demócrata exhibe la mejor arma del NOM: acusa de odio al republicano.
- La mujer del machista Bill Clinton comenzó llamando machista a Trump y ahora le acusa de 'odiar' a colectivos.
- Cuidado con los delitos de odio: es el nuevo arma de la progresía para imponer su tiranía.
- Una tiranía ejecutada en los tribunales de justicia: si quieres destrozar a tu adversario, acúsale de odio y estará muerto.
Las elecciones USA 2016 se están convirtiendo en una farsa a la vez que en un peligroso ejercicio del Nuevo Orden Mundial (NOM), cuya candidata es
Hillary Clinton.
El NOM,
la nueva masonería anticristiana, cuando puede, golpea, en este caso con el cinismo de una
Hillary empeñada en llegar a la Casa Blanca con las
acusaciones de machismo (ella, acusada con Bill Clinton y que gracias a su matrimonio va a llegar a la Casa Blanca) y
cuando el contrario se revuelve (presentando a las mujeres acosadas por Bill Clinton) entonces le acusa de odio.
En sus duros rifirrafes con el republicano, en la noche del domingo,
Hillary Clinton desenfundó la mejor arma del
Nuevo Orden Mundial, recogido ya en
numerosos códigos penales de Occidente (Artículos 510 del Código Penal Epsñaola). Acusa a tu enemigo de odiar a alguien (mujeres, hispanos o lo que sea) y le habrás fusilado. Al menos, fusilado civilmente.
Por lo general quien utiliza la acusación del odio, de suyo muy melodramática, lo que está haciendo es odiar al acusado. Sabe que
ante esa acusación no podrá reaccionar y será castigado, también en los tribunales.
Y la blasfemia contra el Espíritu Santo es ese pecado que "
no se perdonará ni en este mundo ni en el venidero". Lógico:
supone la inversión de valores y principios: cuando el bien se convierte en mal y
el mal se convierte en bien.
Cuando vean a alguien,
persona o lobby, acusar de odio a un tercero, no lo duden: el que odia es el acusador y
el acusado está perdido.
Dicho esto, repetimos:
Trump es un barbián de taberna, pero Hillary Clinton es algo mucho peor: representa la suprema degradación moral: la blasfemia contra el Espíritu santo, donde Cristo es Satanás y Satán se convierte en Dios.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com