- No es santo de mi devoción el titular de Economía, pero no hay derecho a lo que PSOE y Podemos están haciendo con él.
- Pepiño, Margarita, Irene: tenéis tanta mala leche como ignorancia.
- El cainismo español adora al extranjero y machaca al compatriota. Así nos va.
De entrada,
Luis de Guindos no es la persona que mejor me cae. No me gusta su amor por los mercados financieros, de suyo especulativos y, en mi opinión, anticristianos. Sí, anticristianos, porque atentan contra la propiedad privada y porque en ellos el pez grande se come el chico.
Y tampoco me gusta porque dentro de la
Secretaría de Estado de Investigación ha elegido, y reelegido, a
Carmen Vela, la gran abortista, cerebro de la ley
Bibiana Aído y entusiasta apoyo para la manipulación de embriones humanos como cobayas.
Tampoco me gustan sus coqueteos con el masónico
Bilderberg, que sinceramente lo interpreto como una vanidad propia del hombre que cree santificar las aberraciones con su sola presencia.
Y todavía más: la lucha por la Vicepresidencia del
Banco Central Europeo (BCE) me parece una tontuna. Ni que se tratara de un puesto tan importante, en una España que ha contado con vicepresidentes de la Comisión y presidente del Parlamento Europeo. La manera en cómo se está mendigando ese puesto demuestra lo poco que pintamos en Europa.
Dicho todo esto, la reacción de socialista de
Margarita Robles y Pepiño Blanco, o la podemita
Irene Montero me producen algo peor: me provocan arcadas.
Los tres exhiben el repugnante cainismo español. Robles con la chorrada de que Guindos no puede vicepresidir el
BCE porque nació con testículos y no con ovarios, un argumento de peso entre las feministas y una chorrada sublime para el resto de la humanidad.
Pepiño y doña Irene, expertos de mercados, han dicho que Guindos hundió
Lehman Brothers. Pues mira no, Guindos llevaba Lehman España y Portugal y esa era una división floreciente, dentro de un conglomerado que renqueaba por muchas partes y, especialmente, en su matriz, Estados Unidos, donde el Lehman se llevaba el 25% del crédito corporativo norteamericano.
Y eso lo dicen Irene y Pepiño, entre cuyos dos cerebros no sabrían distinguir un banco de inversión de un banco del Parque del Retiro.
Sólo en España puede pasar esto: este cainismo repugnante que adora al extraño y machaca al vecino
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com