• No: el Papa Francisco no ha dicho que los divorciados pueden comulgar.
  • Eso lo dirá otro, me temo.
  • Y entonces, sí tendremos un problema, tirando a grave. 
  • El demonio anda suelto… también en el Vaticano.
Se llama Marcello Semeraro y no, no se dedica a vender pizzas en Piazza Navona sino que es el secretario del Consejo de cardenales. Don Semeraro ha estado por la vieja Iberia jugando al distingo ¿Qué es el distingo? Gaya ciencia: consiste en el viejo juego de la 'finezza' laterana en la interpretación de hechos y textos, mayormente de los segundos. El distingo es una sutilísima disciplina científica practicada por intelectuales y moralistas de mucho fuste, en el que sutilísimas premisas preceden a conclusiones ciertamente estúpidas. Don Marcello ha distinguido entre la Familiaris Consortio de Juan Pablo II y la Amoris Laetitia de Francisco para asegurar que el problema no son las parejas que viven con hijos en situación irregular (parejas de hecho, que diría ZP) sino en los divorciados por lo civil y recasados por lo civil… cuando antes se habían comprometido con su media naranja, ante Dios, a entregarse para siempre. Pasen y lean porque don Marcello es un especialista del distingo, y entonces nos dice que hay que atender espiritualmente al que está casado por lo civil y debe expresar su amor. Como estamos en el distingo no dice que se le deba dejar comulgar pero casi lo dice. Porque claro, resulta que si se quieren, si existe vida conyugal, también debe haber lo otro. Eso de vivir como hermana y hermano no mola. O sea, como el chiste de Eugenio: -¿Usted es partidario de que los curas se casen? -Hombre, si se quieren… Pues verá, don Marcello: resulta que no. La Amoris Laetitia, ni ninguna conclusión del Sínodo de la Familia (otra cosa son algunas burradas que se dijeron durante el malhadado cónclave) habla de que los divorciados comulguen. Y las dos encíclicas, la de Juan Pablo II y la de Francisco, mantienen la doctrina de siempre sobre la Eucaristía: que sólo puede recibirse en estado de gracia, libre de pecado. ¿Comprenden? Y quien vive en una situación irregular, en concubinato, no en matrimonio, en principio (salvo que volvamos a la casilla anterior: que vivan como hermano y hermana) no pueden comulgar. En plata: Juan Pablo II y Francisco dicen exactamente lo mismo. Nada ha cambiado en la doctrina de la Iglesia aunque los del distingo se empeñen en ello. Más, la Amoris Laetitia y el Papa Francisco no permiten comulgar a quien esté en pecado, o presuntamente en pecado, es decir, quien viva en situación irregular salvo que lo hagan bajo la precitada fórmula de la 'hermandad'. Para entendernos, sin ayuntamiento. Y no: no es el muy progresista (¡Ay qué risa, tía Felisa!) Papa Francisco quien ha autorizado la comunión de los 'irregulares'. Mucho me temo que será otro quien lo haga y entonces sí, tendremos un problema: no es por hacer distingos, pero será un problema tirando a grave. Oiga, ya está bien de manipular al Papa. A algunos nos gustaría que Francisco aclarara este punto, pero me temo que no se lo van a permitir… porque el demonio anda suelto. También en el Vaticano. Eulogio López eulogio@hispanidad.com