- Hablo del abono-transporte. Es lógico. A Cifuentes le interesan más los ancianos que los niños.
- Los viejos son más y votan todos. En las familias numerosas sólo votan los padres.
- Y hay más viejos que niños.
- No es de extrañar que Cristinita pretenda imponer el homosexualismo.
- Con ello, desaparecerían las familias numerosas, los héroes más esforzados, y más odiados, de nuestro tiempo.
Un amigo mío cumplió 65 años semanas atrás. Acudió a renovar el abono-transporte, a una amable máquina -lo de amable es una metáfora- cuando la máquina le advirtió que
no debería pagar 27 euros, sino sólo seis.
Mi amigo es padre de familia numerosa especial, lo máximo, dado que tiene
siete hijos.
Asombrado, consultó a una recaudadora de sanciones, perdón, a una empleada y ésta le respondió que la máquina no se equivocaba.
En efecto, en este
Gran Hermano en que nos hemos convertido, la máquina sabía que mi amigo acababa de cumplir los 65 años de edad y, siempre solícita con el ciudadano,
le había buscado la opción más barata. Como padre de siete hijos, familia numerosa archi-especial, debería abonar 27 euros por mes (anillo central de Madrid). Es lo que venía abonando. Pero ahora, como nuevo miembro de la tercera edad, bastaba con los seis euros.
Moraleja: para
Cristina Cifuentes, presidenta de Madrid por el
Partido Popular (
en la imagen), la 'choni' más progre del PP, los ancianos son más importantes que los niños y
la vejez más importante que las familias numerosas.
Lógico y muy brillante, porque los viejos votan en masa, los niños no; pero, sobre todo,
hay muchos más viejos que niños, especialmente ahora.
O sea, como el viejo chiste del ministro que se niega a dar un euro de
dinero público para escolares mientras se muestra rumboso con los presos de la provincia, bajo el definitivo argumento de "a mi edad nunca volveré al colegio".
Con todo esto,
no es de extrañar que Cristinita pretenda imponer el homosexualismo entre los niños madrileños.
Con ello, desaparecerían las
familias numerosas, los héroes más esforzados, y más odiados, de nuestro tiempo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com