- Pero el varón representa a Cristo.
- La principal virtud de la virilidad es doble: no quejarse y atender al que se queja.
- Cuidado con el casi desaparecido don de discernimiento de espíritus.
Revelaciones de Cristo a la Madrileña Marga. Sí, yo creo en la sobrenaturalidad de dichas apariciones. Hago siempre esta aclaración a modo de introducción: no sé por qué, me parece necesaria. Y sí, creo que es lógico que en estos tiempos de fin de ciclo haya más revelaciones privadas. ¿Que algunas de ellas son obras de majaderos iluminados? Por supuesto. Y más en estos tiempos. Ahora bien, creo que las de Marga no lo son. ¿Por qué lo creo? Por aquella virtud que nuestros antiguos llamaban don de discernimiento. Un don que ahora percibo escaso. Pero dejemos eso.
En este caso, se trata de
revelaciones sobre la condición femenina. Dice así el Señor a Marga:
"
Tengo una gran predilección por el alma femenina… El alma de la mujer es más completa que la del hombre". Lógico, está más preparada para la civilización del amor, y el amor es cosa recia, nada cursi, como debe serlo la mujer cristiana. Ahora bien, también dice que "
lo que ocurre es que, hoy en día, el alma femenina auténtica está corrompida".
Protesta Marga ante Cristo, como le protesta cualquier cristiano cuando hace oración, y le pregunta por qué entonces la mujer no accede al sacerdocio.
Respuesta: aunque el alma más pura es la de una mujer, la Madre del Redentor y aunque el alma femenina es más completa que la del varón, "
el hombre representa a Cristo"… por eso es sacerdote y no la mujer.
Además, "
los hombres son un esposo con referencia a su mujer y una esposa con referencia a Cristo". Y más: "
todos los grandes santos tienen alma de esposa". De esa idea procede la poesía entera de Juan de la Cruz.
En cualquier caso, el varón consuela -esto ya es mío, cuidado- y sólo se permite -o debe permitirse- ser consolado en oración, cuando hace de esposa del Creador.
La mujer es consolada, o debería serlo, tanto en oración como fuera de ella, por el varón. Pero su alma es más perfecta, más avanzada. Sólo que ahora mismo, siglo XXI, se ha pervertido.
Me temo que también esta pervertido el varón, muchos de los cuales parecen haber abdicado de su función viril de consolar al prójimo.
La principal virtud de la virilidad es doble: no quejarse nunca y atender al que se queja.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com