- Matar embriones humanos para producir espermatozoides. Alguien ha enloquecido.
- Científicos chinos venden el coche para comprar la gasolina.
- Y en el entretanto, matan embriones y provocan muchos escándalos y algunos tumores.
- La verdad se abre paso entre cientos de mentiras: ya, hasta en la tele recuerdan ya que las células embrionarias provocan tumoraciones.
- Y que no han curado ni un resfriado. Eso sí, se han llevado buena parte de nuestro dinero.
- Matas a uno, no curas nada al otro y encima le provocas cáncer: ¡Genial!
¡Pobre China!
Los pueblos que no han sido cristianizados se dejan notar, no ya porque adopten las respuestas adecuadas a las grandes cuestiones morales: es que ni tan siquiera se hacen las preguntas. A lo mejor por ello son menos culpables. Como no soy moralista, no lo sé. Ejemplo de país apenas cristianizado: China.Y
han sido científicos chinos los que han vendido al mundo un nuevo éxito, esto es, su
nueva barbaridad. Han creado espermas de ratón a partir de
células embrionarias, con la esperanza de trasladar el logro a las personas.Para entendernos:
primero matas embriones para poder fabricar espermatozoides con los que producir nuevos embriones. Primero siegas vidas humanas para poder hacer vidas de laboratorio. Sí,
nos hemos vuelto idiotas, pero idiotas homicidas. Esto es como vender el coche para comprar la gasolina, sólo que, además, asesinando inocentes en cadena y utilizando a los embriones humanos como cobayas de laboratorio.Eso sí, por primera vez, y oído en RTVE,
alguien recuerda que encima de una actividad que no cura nada, el destrozar embriones y aplicarla a tejidos pueden provocar tumoraciones. Para entendernos, cáncer. Matas a uno,
no curas nada al otro y encima le provocas cáncer. ¿A qué es genial?
Benedicto XVI zanjó la polémica con esta frase.
Dios ama al embrión. Con ello quería decir que no hablamos de
células embrionarias sino de embriones, de seres humanos troceados. Pues bien,
ahora los utilizamos para fabricar espermatozoides.Esto no sólo es inmoralidad: es demencia. Dios ama al embrión así que ¡dejad en paz al embrión!
Eulogio Lópezeulogio@hispanidad.com