Asesinato en Francia: el presidente Emmanuel Macron, otro ególatra de la política europea, nunca debió decir la barbaridad de que existe el derecho a la blasfemia
Advertencia que supongo necesaria, aunque no debería serlo. El musulmán de origen ruso que en París ha asesinado a un maestro por enseñar caricaturas de Mahoma es el único culpable de su salvajada. Nada justifica esa brutal decapitación porque la única violencia legítima es la legítima violencia. Punto y aparte.
Emmanuel Macrón profirió una verdadera estupidez cuando habló del “derecho a la blasfemia”
Dicho esto, el presidente Emmanuel Macron, otro ególatra de la política europea, nunca debió decir la barbaridad de que existe el derecho a la blasfemia.
Y eso dificultará su inevitable lucha contra el Islam y contra los islámicos
El presidente galo, siempre deseoso de convertirse en el centro de atención, aprovecho el aniversario del atentado siniestro contra Charlie Hebdo para elevar la barbarie de la blasfemia al grado de derecho humano. La blasfemia le quita el honor a Dios y el homicidio le quita la vida la hombre. A ambos les arrebata su bien más preciado.
El creyente no tiene por qué aguantar que le ofendan... y que encima el Estado convierta la injuria en derecho
Y todo ello puede resumirse así: Macron, no seas idiota y lucha contra el terrorismo islámico, que en parte, será luchar contra el islam. Pero la blasfemia no es ningún derecho. Si sigues diciendo sandeces como la del derecho a blasfemar, cargarás de razones -aunque nunca tendrán razón- a fanáticos como el asesino del profesor de París. Porque toda blasfemia es un insulto al creyente… y el creyente -musulmán, cristiano o ateo, que es otro tipo de convicción- no tiene por qué aguantar que le ofendan… y que encima el Estado dé cobertura al ofensor y convierta la injuria en derecho. No existe el derecho a injuriar, Emmanuel.