• Pero siempre en la esperanza.
  • El propio Francisco advierte contra la confusión generada.
  • Puede resultar atrevido dejar sólo al rebaño mientras viajamos en busca de la oveja perdida.
  • Pero no se apuren: en el redil, todo el rebaño anda a guantazo limpio entre sí.
  • En esta etapa fin de ciclo la Iglesia se ha vuelto minoritaria.

La almendra del Papado actual es el Sínodo de la Familia, malhadado Sínodo. La conclusión del puñetero Sínodo es la Amoris Laetitia, esto es, las conclusiones. La polémica sobre la Amoris Laetitia es que ha creado confusión doctrinal. Y el concepto clave de la Iglesia del siglo XXI es ese: confusión. Se puede decir todo esto porque es verdad. Ahora bien, lo que no se puede decir es que el propio Papa Francisco lo ignore. Es más, en la propia Amoris Laetitia de marras, Francisco asegura comprender "a quienes prefieren una pastoral más rígida que no dé lugar a confusión alguna. Pero creo sinceramente que Jesús quiere una Iglesia abierta al bien que el Espíritu derrama en medio de la fragilidad". Esto es, precisamente, lo que más cuesta entender -a mí me ha costado mucho- de este Pontificado: Francisco juega con fuego porque está empeñado en salvar lo salvable (¿mucho o poco?). Él es más consciente que nadie de que la Iglesia se ha convertido en minoritaria y en que, en esta etapa fin de ciclo, hay que salvar lo poco que se pueda salvar. Por decirlo con sus propias palabras, él quiere una Iglesia que se comporte como esa madre desesperada que intenta atraer a cualquier precio a sus hijos descarriados: "Una madre que, al mismo tiempo que expresa su enseñanza objetiva, no renuncia al bien posible". Nos puede parecer una estrategia equivocada, pero si pensamos en que nos estamos jugando un cisma en la Iglesia a lo mejor cambiamos de opinión. Buscar a la oveja perdida hasta en los pantanos mientras el rebaño se queda solo puede resultar imprudente pero cuando todo el rebaño anda a guantazos en el redil a lo mejor es lo más eficaz. Y es que la Iglesia vive entre la confusión y la desolación. Pero siempre en la esperanza. Pero hay que concretar la confusión creada por la Amoris Laetitia. Porque tampoco hay que exagerar. Pero eso hoy no… ¡Maaaaañana! Eulogio López eulogio@hispanidad.com