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Abu Bakr Al Baghdadi, el califa del Estado Islámico (en la imagen), se ha mostrado muy preocupado ante la actitud firme y decidida de los partidos políticos españoles.
- Eso sí, Rajoy utiliza la argucia del consenso parlamentario para que España no participe en la guerra.
- Rajoy asegura que las Cortes deben aprobar, no ya el envío de tropas, sino cualquier iniciativa en la lucha contra el ISIS.
- Es decir, que no se adoptará ninguna.
- Y Rajoy habla de "niños y niñas", mismamente en La Mancha. Esto es fundamental.
Antes de entrar en materia.
Decíamos ayer en
Hispanidad que el jefe del Gabinete de Presidencia,
Jorge Moragas, anda ligeramente mosca con el posible pacto entre la vicepresidenta,
Soraya Sáenz de Santamaría, y el líder de Ciudadanos,
Albert Rivera. Y que Rajoy está dispuesto a crear una gran coalición con el PSOE antes que aceptar que su segunda le jubile.
Y la reacción de Moncloa no se ha hecho esperar: mi ronco monclovita asegura que nunca se producirá esa alianza, Soraya-Rivera, pero que, en cualquier caso, lo malo no sólo es que no gobierne la lista más votada sino que se formen gobiernos con partidos que nada tienen que ver entre sí: una estafa a la ciudadanía.
Es cierto, así sí que se traiciona la voluntad de los electores. Pero ¿no ocurre lo mismo con una gran coalición PP-PSOE?
Está claro:
las cámaras idiotizan al político. Quizás por ello, los dos políticos, en cuanto les colocan el visor y un micrófono, se ponen como locos. Por ejemplo, durante la visita del presidente del Gobierno,
Mariano Rajoy, a un pueblo de la Mancha, habló de "niños y niñas", es decir, se contagió de Pedro Sánchez y compañía para alargar sus discursos con el empleo de ambos géneros, que
eso sí que resuelve los problemas.
Más idiotización cameril. Todos se apresuran a asegurarnos que la unidad de los partidos políticos es lo que va a terminar con el
Estado Islámico y que quien no se apunte al
pacto contra el yihadismo es un traidor.
En el entretanto,
Mariano Rajoy, coordinador del pacto, se muestra remiso a enviar tropas a la zona o simplemente a Mali, para liberar tropas francesas para Oriente Medio. Es decir, que una cosa es predicar y otra dar trigo. Por ahora, nuestros políticos predican: algo es algo.
Rajoy asegura que las Cortes deben aprobar, no ya el envío de tropas, sino cualquier iniciativa en la lucha contra el ISIS. Es decir, que no se adoptará ninguna. Sabe perfectamente que
Podemos empezará con su 'no a la guerra' y su advertencia sobre el aumento de la islamofobia, el principal problema que afronta el país. El PSOE cortaría los
atentados islámicos de raíz con la reforma constitucional por una España Federal (algo que aterroriza a las células yihadistas) y Rivera dirá dos cosas:
que hay que enviar a los paracas a Siria e Irak para luego concluir que la paz y la armonía entre los pueblos constituye la primera meta de Ciudadanos. ¿Y qué queda para Rajoy? Pues, naturalmente, el liderazgo en la lucha contra el terror. ¿O es que le ven poco líder?
Conclusión: España queda como una país cobarde
que no se enfrenta a los asesinos del Estado Islámico porque, eso sí, firma sólidos pactos de unidad antiterrorista. ¡Tiembla, Baghdadi!
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com