- Las guerras las gana la infantería.
- Además, para los musulmanes, la guerra es una cuestión de familia.
- Esto es, se esconden detrás de sus mujeres y niños.
Florentino Portero, uno de los mejores analistas de Defensa con los que cuenta España, aseguraba que había que reivindicar a
George Bush, el hombre que invadió Irak. ¿Por qué? Pues porque las batallas siempre las gana la infantería: ni la marina, ni la aviación sirven para otra cosa que de apoyo a las fuerzas de tierra.
Yo creo que no. Sigo pensando, como
Karol Wojtyla, el hombre que más se opuso a la guerra de Irak, que la invasión norteamericana de Irak despertó a la serpiente dormida. En efecto fue un gravísimo error. Encima, los norteamericanos fueron tan brutos que dejaron sin sueldo al Ejército de
Sadam Husein, que acabó 'convirtiéndose' al Estado Islámico.
Lo cual quiere decir dos cosas: se equivocó Bush al pretender enfrentarse al terrorista
Bin Laden con un ejército, en lugar de con policías, y se equivoca
Obama porque, probablemente ahora, cuando el Estado Islámico se ha convertido en eso, en un Estado, cuando de una vez dé la cara (aunque de aquella manera), hay que masacrarlo, no desde el aire, sino
con tropas de tierra. Es decir, Bush debía haber hecho en 2003 lo que ha hecho Obama en 2015… y ambos han metido la pata hasta la rodilla.
Es de lo que
Putin trata de convencer a Obama… al parecer con poco éxito.
Porque no nos engañemos, como dicen los judíos, que algo saben de ello: "para los árabes la guerra es una cuestión de familia". Traducido: los líderes del Estado Islámico se refugian detrás de sus mujeres e hijos y, si disparas desde arriba, o desde un buque ubicado a muchos kilómetros,
lo más probable es que mates al enemigo y también a sus familiares, a sus esclavos y a sus prisioneros, y a sus…
Sí,
Bush lo hizo fatal y desencadenó el infierno. Pero hay que hacer lo que él hizo y no debió hacer en 2003: bajar al infierno.
Hasta ahora, eso lo ha tenido claro
Vladimir Putin, ahora también
Hollande. Obama, como siempre, mirando al tendido.
Por cierto, desde los atentados de París sorprende, cada vez más, el silencio de China.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com