Sr. Director:
«Hay un tiempo para nacer, y un tiempo para morir... un tiempo para destruir, y un tiempo para construir... un tiempo para llorar, y un tiempo para reír... un tiempo para amar, y un tiempo para odiar». Son palabras del Eclesiastés que en muchas ocasiones no reflejan la realidad de lo que sucede en nuestras vidas, porque demasiadas veces los tiempos se confunden y mezclan. En cualquier caso, transcurrido un tiempo de aquellos terribles años de plomo, y de que los criminales dejasen de matar, nosotros -tan ingenuos- llegamos a creer que por fin se superaba el tiempo de la muerte, la destrucción, el llanto y el odio. Sin embargo, las voces que acompañan a algunos que respaldan al nuevo Gobierno, nos devuelven el eco de otras hirientes palabras: «Sus lloros son nuestra sonrisa y terminaremos a carcajada limpia». Son palabras del criminal etarra De Juana Chaos tras enterarse del asesinato de Ascen y Alberto en Sevilla, en la madrugada del 30 de enero: hace ahora veintidós años. Palabras despreciables y crueles como el sujeto que las vomitó. Palabras que no nos atrevimos a imaginar que nos las evocarían las acciones de todo un Gobierno de España, con su interesada política de acercamiento a quienes se proclaman herederos de los asesinos.