Sr. Director:
Por mucho que lo quieran disimular, lo harán de buena fe, pero esto me huele a chamusquina. Si de los pobres materiales se trata, de eso puedo yo aportar experiencia. Nací el 09-09-1936, recién estallada la guerra española, lo que primero recuerdo sería cuando tendría 4 años. Me crie en Noja, Cantabria, no vivíamos del campo, mi padre era topógrafo del Estado, 6 hermanos. Comíamos legumbres que supongo serían rebañaduras de algún almacén; la grasa que empleaba mi madre era de sebo de vaca, como se enfriase, había que romperlo a “estacazos”. Cuando aparecía algún bicho en las legumbres (gorgojos) y nos quejábamos mi padre decía: “peor para el bicho” Pero hay que poner algún gesto relajante ante esta situación. Se quejaba un chaval del hambre que pasaba y le dice otro chaval: “pues mi casa comemos a la carta, saca mi padre la baraja, y al que le toca el rey de oros come, los demás para otro día”. Ahora ya con más seriedad; todos los días la misma cantinela: los pobres. Estamos hablando de la doctrina cristiana; San Pio X dice en su catecismo mayor sobre las Bienaventuranzas: “¿Quiénes son los pobres de espíritu? Según el Evangelio son los que tienen el corazón desasido de las riquezas; hacen buen uso de ellas, si las poseen; no las buscan con solicitud, si no las tienen; y sufren con resignación la pérdida de ellas, si se las quitan.” Y “¿Quiénes son los misericordiosos? Son los que aman en Dios y por amor de Dios, a su prójimo, se compadecen de sus miserias así espirituales como corporales y procuran aliviarlas según sus fuerzas y estado.”·
El Evangelio hay que tomarlo en su totalidad, no solo lo que nos conviene. Cristo es nuestro modelo y por supuesto nuestro Salvador. Nace en un establo, tiene que huir a Egipto, no tiene donde reclinar la cabeza y por si fuera poco, muere crucificado como el mayor malhechor en una Cruz. ¿Y por qué y para qué?. Desde que en la Iglesia se ha quitado a Dios y en su lugar han puesto al “pobre”, como llevamos viendo ya desde hace años, aumenta el número de pobres y también el número de ricos. Los preferidos de Cristo son los pecadores no los pobres materiales, a los que por supuesto hay que ayudar; la Iglesia tiene que predicar el Evangelio y pedir la conversión, también hay muchos reyes santos que por supuesto no eran pobres materiales. Y voy a poner un ejemplo experimentado por mi mismo.. Con 22 años, recién licenciado de la mili, me tuve que ir a trabajar a Orense en Banesto; ganaba 1.211’48 pesetas al mes y pagaba 1.200 de pensión. El Presidente de Banesto, que conocí en Noja donde él pasaba las vacaciones, era una gran persona, tenía capilla en su casa y creo muchos puestos de trabajo, D. Pablo Garnica Echeverría, pues bien, este gran caballero, sin estar regulado, por propia iniciativa, cuando yo estaba en Orense, daba una paga extra al personal, pero claro, era católico. Eso es lo que tienen que predicar la Iglesia, cuando el rico se convierte, ve en el prójimo a su hermano, pero insisto, primero hay que convertirse, lo demás es mera palabrería.