Sr. Director:

Y ya son muchas. Me duele mi tierra; me duele que teniendo la magnífica gente que la habita, no despegue y se mantenga a la cola de España y de Europa, en materia social y económica; me duele que sea víctima del clientelismo tanto tiempo, por culpa de unos desaprensivos que son obsesos del poder, a los que le preocupa muy poco su gente; me duele que sufran la corrupción sistemática e institucional y un despilfarro incomprensible; me duele mucho que vivan solo de las subvenciones y no puedan sentir el orgullo de trabajar la mucha riqueza que tiene esta espléndida tierra.

Cuesta creer que después de 40 años sin avanzar en ningún aspecto, yo diría que retrocediendo en muchos (educación, valores morales y espirituales, costumbres, posición económica, etc.), el andaluz no se dé cuenta que tiene que cambiar. Y además vislumbrando que acecha el más terrible enemigo del bienestar y la democracia, Podemos, y les puede llevar a situaciones mucho peores que las que ahora sufren. Estoy orgulloso de ser andaluz y no tengo relación alguna con la política. Por eso me duele tanto mi tierra y le digo a mis paisanos: ¡por favor, despertad!