Pedro Sánchez está preparando su futuro fuera de La Moncloa, aunque no se emocionen, lo hace por pura precaución, no porque piense que le queda poco como presidente del Gobierno. Su plan es muy sencillo: controlar grandes empresas del Ibex para colocar a los suyos en puestos relevantes para que ellos, cuando llegue el momento, le ayuden.

Con este plan, Sánchez vuelve a ser el presidente de las primeras veces. Ningún otro lo había hecho antes pensando en sí mismo, aunque sí es cierto que las puertas giratorias han estado funcionando a pleno rendimiento con ministros y altos cargos, tanto de gobiernos del PSOE como del PP. Es la cara B de la famosa alternancia.

Indra y Telefónica se llevan todo el protagonismo. En la primera, tras forzar la salida de los consejeros independientes, críticos con el abuso de poder del Gobierno, Moncloa diseñó una estructura de capital y un consejo a su medida, con Marc Murtra primero y luego bajo el mando de los hermanos Escribano.

Macarena Álvarez

 

Vamos con Telefónica que, tras la cacicada para destituir a Pallete y nombrar a Murtra, se ha convertido en ejemplo de gestión Zapatero-sanchista. Pues bien, uno de los objetivos del presidente era crear un departamento de Comunicación modélico, bajo la batuta de Ana Porto. Tan modélico que en noviembre fichó a Macarena Álvarez (en la imagen), una chica “muy vistosa”... y “muy Inteligente”, según miembros del Gobierno.

El asunto es que Macarena Álvarez trabajó durante años a las órdenes de Francisco Salazar, el “guarro”, según Feijóo, en Presidencia del Gobierno. Posteriormente fichó por el Gabinete de la ministra de Justicia, trabajó como directora adjunta en el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, finalmente, como directora de Gabinete en el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.