Sr. Director:

Conocida es la honda preocupación por los jóvenes que mantiene el actual Gobierno progresista y que demuestra con su obsesión porque adquieran desde la infancia escolar la práctica de una sexualidad abierta en todos los sentidos, o porque pasen de curso por decreto evitando el cruento fascismo de los suspensos, o ahora, por el anunciado bono cultural juvenil de 400 euros para quienes cumplan 18 años.

Un bono presentado por el ministro Miquel Iceta, cariñosamente llamado “Ministro Panceta”,  inefable personaje perteneciente a esa élite que echó las muelas en la militancia socialista y cuya única actividad privada o pública conocida ha sido la escalada política de carguete en carguete.

Sobre el bono, ha declarado Iceta que será “para consumo cultural incluirá videojuegos, pero no toros, diseño, moda ni gastronomía”. La exclusión de la gastronomía es un detalle de loable abnegación en alguien que goza de su apolínea talla, pero a no pocos jóvenes quizás les resultaría más rentable que el ministro les desvelase las claves de cómo se accede a pisar moqueta y a pasearse en vehículo oficial prácticamente desde la adolescencia.

Y ya puestos, cómo se llega a ministro de Cultura sin haber acabado ninguna carrera en las que se matriculó; y de Deporte, mediante la sola práctica de ridículos bailes en campañas electorales.